Por Valeria Pacheco/AFP
“El presidente merece una estatua para que sea un ícono en la historia de Venezuela y del mundo, y rememore que fue el hombre que logró la integración de Latinoamérica”, dice a la AFP este escultor de 63 años, junto a la estatua de barro de 3,2 metros.
Poco después de que Chávez falleciera el 5 de marzo de cáncer, Briceño empezó la obra a pedido de un gobernador local, pero el lugar donde será instalada aún no ha sido anunciado. Sus primeros bocetos fueron tres pequeños bustos, que ahora están en el taller entre decenas de figuras de próceres venezolanos.
“Al morir indudablemente entró en la historia nacional y universal, por no decir astral. En algún lado tiene que quedar, así sea en imagen o en escultura”, afirma el artista, quien entró en contacto con el arte en Francia, donde vivió 13 años, apoyado por su padre, también escultor.
Guiado por fotografías, Briceño fue moldeando al enorme Chávez que mira al horizonte, porta la banda y el collar presidencial y en sus manos -frente al pecho- la espada del Libertador Simón Bolívar, a quien admiró intensamente.
“Es difícil saber cuándo estará lista. Hay que sacarlo de la nada y él poco a poco va apareciendo”, explica, mientras sube con esfuerzo los andamios para retocar la estatua antes de desarmarla para sacar moldes y fundirla en bronce, por lo que pesará unas dos toneladas.
Omnipresente en las calles
Para el artista, de cabello y barba revueltos y entrecanos, su esfuerzo vale la pena: “Queramos o no, Chávez está dentro del inconsciente colectivo venezolano y universal”, estimó.
Con la muerte del carismático presidente, quien gobernó 14 años e impulsó una revolución “bolivariana” y “socialista” entre el fervor de sus seguidores, se acentuó el culto a su personalidad.
El gobierno de Nicolás Maduro bautizó con el nombre de su mentor un gran parque que será construido en el suroeste de Caracas, canchas deportivas y un hospital, y creó un instituto para estudiar el legado del líder.
En las calles, especialmente en el centro histórico de Caracas, el rostro de Chávez se reproduce en enormes pancartas en edificios estatales, en coloridos murales y afiches que lo muestran de niño y de joven, cuando ingresó a la Academia Militar.
“La pérdida del presidente fue tan repentina que mucha gente, al ver esas imágenes, siente su presencia, a mi me gustan”, dice a la AFP Nilson Pineda, ingeniero mecánico, en una avenida en el este de Caracas.
Pero Jéssica, una secretaria que prefiere reservar su apellido, se queja de que usen la imagen de Chávez “para hacer campaña”: “¿Por qué tienen que ponerlas si ya se murió, fue lo peor que nos pasó”, dijo.
Briceño recuerda que fue “muy criticado” por unos. “Tengo 38 años haciendo estatuas, no entiendo por qué ha causado tanto revuelo, no soy yo, es el personaje. No ven la parte artística sino la política”, justifica.
“Esta no la van a tumbar”
El artista es consciente de que Chávez dejó una Venezuela dividida en dos y admite que la estatua, como ocurrió con la de Lenin tras la caída del muro de Berlín, se puede tumbar.
“Muchos políticos quieren hacer estatuas y lo primero que me dicen es ‘quisiéramos hacer algo pero que no lo vayan a tumbar’. Todos estamos expuestos a que nos tumben… pero esta no la van a tumbar”, dice optimista.
Los homenajes a Chávez se han replicado en países como Rusia y Senegal, Cuba y Nicaragua. En julio, cuando se celebró su 58 cumpleaños, se develó un busto en la Sierra Maestra, en el oriente cubano, y un colorido retablo de más de 10 metros en Managua.
En la región no hay muchas estatuas de líderes latinoamericanos del siglo XX tan grandes como la de Briceño. En Argentina están las de Evita Perón, Néstor Kirchner y el guerrillero Ché, quien también tiene una gigante en Cuba. En Uruguay, entre otros, está la del expresidente José Batlle y Ordóñez.
“El presidente Chávez fue un hombre único, un gran líder, hay que reconocerlo. Si estuvo equivocado o no, la historia lo dirá”, concluye el veterano escultor.
Video AFP
La agencia AVN informó que el escultor venezolano Julio César Briceño Andrade trabaja en una pieza de más de 3 metros de altura de Hugo Chávez, como parte de una serie de estudios artísticos (obras) que ha realizado sobre el líder bolivariano.
La labor de este artista plástico fue reseñada en la página web de la emisora del ministerio de la Cultura, Alba Ciudad 96,3 FM, acompañada de una serie de gráficas que muestran parte de su trabajo.
Fue el propio Briceño Andrade quien dio a conocer su más reciente trabajo escultórico sobre Chávez, al publicar en redes sociales una foto de la imponente pieza.
“Nieto de la ‘mamavieja’, descendiente de Maisanta ‘el último hombre a caballo’, aprendiz de artista y ‘pelotero’, cadete, comandante sublevado, jefe de Estado y el político más influyente en la Latinoamérica de entre siglos”, destacó al comentar la gráfica sobre la escultura.
Briceño Andrade utiliza en su labor la técnica del bronce a la cera perdida, un procedimiento que se vale de la cera de abeja y de moldes para fundir una aleación de cobre, zinc y estaño, a fin de hacer el bronce.
El artista residió en Francia entre 1956 y 1968, donde recibió las primeras nociones de escultura y talla en madera, junto al maestro ebanista Pierre Morel en Pierrefonds.
De vuelta a Venezuela, continuó su formación académica y artística con diferentes cursos, entre los cuales destacan cerámica escultórica (1971-1972), anatomía y modelado (1975-1985), fundición en bronce a la cera perdida (1978-1981) y un curso técnico y artístico sobre porcelana biscuit (1984-1985).
En 1989 creó el Estudio de Arte Las Barrancas, ubicado en Guatire, estado Miranda, donde realiza trabajos de fundición en bronce a la cera perdida, tanto de carácter conmemorativa, por encargos, como esculturas de libre inspiración.