“Prefiero los errores del entusiasmo a la indiferencia de la sabiduría.” Anatole France
Me como las cachapas en Tinaco, en el restaurancito de deliciosos platos criollos que corre el peligro de desaparecer por el enorme cráter de la quebrada El Fraile, como en efecto está ocurriendo allí con la principal vía de acceso a San Carlos, donde los vehículos empiezan a tener dificultades para pasar por el lugar a causa del hundimiento de la vía, algo inexplicable en un estado como Cojedes, cantera de excelentes profesionales de la ingeniería egresados de la Universidad de los Llanos Ezequiel Zamora (UNELLEZ), como antes lo era de peritos, realidad académica y profesional distante de una solución estructural para el puente y la Troncal 5 a esa altura.
De paso para Manrique, el pueblo de las viudas según mi amiga Valentina Quintero, el Centro de Ingenieros del Estado Cojedes (CIECO) me dejó un sinsabor peor que el que deben llevar por dentro muchas de las viudas del acogedor pueblo cojedeño. Recuerdo que en tiempos de Rafael Alemán, quien siempre con su grave tono de voz me decía “poeta”, “el colegio de ingenieros” además de ser una referencia de superación profesional era el sitio obligado de encuentro para los profesionales de la ingeniería, sus familiares y amigos, entre quienes nos contábamos muchos profesionales de otras áreas. En honor a la verdad, y ustedes mis lectores lo saben, no soy muy dado a reconocer virtudes en los chavistas, pero el actual director regional del otrora Minfra, Rafael Alemán, es la excepción en la patota de ineptos e incapaces que parece haberle dado como herencia la revolución bonita a los cojedeños, empezando por la mismísima mandataria regional la gobernadora Erika Farías y sus acólitos venidos de la capital.
Desolación, desdén e indolencia es lo que reina en el CIECO por estos días, nada más entrar a sus instalaciones uno se percata que está en las manos equivocadas, y pensar que es el único centro de ingenieros del país que está en manos de revolucionarios, bolivarianos y chavistas, vaya ironía, un centro creado para el progreso de los ingenieros, para lograr una mejor calidad de vida para ellos y sus familiares, ha derivado en un oprobio que lejos de ser un referencia de la aplicación de políticas humanistas, luce como un antro de resentidos que reniegan hasta de la especialidad en la cual obtuvieron el título de ingenieros en la UNELLEZ. Y es que el CIECO con César Calzadilla como presidente, es un reflejo del deterioro de la función social, humana y gremial operado por el mal llamado proceso en todas las instituciones de nuestra patria, sólo que en el caso del colegio de ingenieros de Cojedes se está afectando un espacio ganado no sólo para la superación o progreso de un gremio sino de toda una colectividad que nostálgica evoca momentos estelares de cursos de especialización, actividades sociales y desempeño gremial como eje de las iniciativas encaminadas al desarrollo industrial, económico y social de esta región llanera.
Ciertamente Cojedes no es una región donde sólo se come cachapa, que sólo produce mangos como el que se observa en la redoma, a la entrada de San Carlos, pero tampoco es una zona de cocos secos como los que están dirigiendo como revolucionarios el CIECO. Ahora bien, el desdén mostrado por César Calzadilla en la conducción de este gremio es el mismo que muestran las autoridades gubernamentales al desatender el deterioro de la Troncal 5 a la altura de la Quebrada El Fraile, con un paralelismo ineludible con los ingenieros en la solución de una urgencia vial que requiere de capacidad, determinación, pero sobre todo de idoneidad profesional, la cual pareciera querer erradicar de Cojedes el actual presidente del CIECO, quien incluso desdice de la especialidad Agroindustrial, al igual que su esposa, ingeniera en esa especialidad como él y coadyuvante del deterioro de la actividad gremial en esa entidad llanera.
No solo vemos un mundo de corrupción que están secuestrando las verdaderas instituciones gremiales como los colegios profesionales, que protestan la realidad de sus agremiados pero todo lo niegan porque esta una persona solo piensa en los intereses personales y no del colectivo de sus agremiados como me dicen que son 2000 ingenieros entre empleados y desempleados que esperan ver una solución que muchos de ellos se callan por una simple razón no perder su puesto de trabajo que están empleados en los organismo regionales que lo maneja nuestra Erika. Comer cachapa a llano adentro es lo más bello y lo vemos en estos guisos que se ven en Cojedes en el Colegio de Ingeniero, terminaría con aquella frase llanera de nuestro tío Simón: …caracha negro…