Las comunidades necesitan ser escuchadas. No se trata de aparecer sólo cuando hay elecciones. No se trata de tapar la realidad a punta de billete y afiches. Ni de desaparecer de los medios de comunicación a cualquiera que se atreva a criticar las decisiones erradas, que en el caso de este gobierno lo son casi todas. Se han dedicado a complacerse a sí mismos y se han creído ese embuste que no hace sino desangrara a las familias que más necesitan.
El gobierno nacional gasta miles de millones en publicidad, en propaganda, en mentiras de papel. Su única intención es intentar convencer a los demás de que no pasa nada, de que todo está bien, de que no hay crisis. Lo hacen para evadir su responsabilidad. Lo hacen porque no saben gobernar. Lo hacen porque son unos cobardes incapaces de reconoces que se han equivocado, así el pueblo esté sufriendo como nunca las consecuencias de sus caprichos.
Y mientras gastan el dinero en papel y pintura, en afiches caros con sonrisas falsas, en publicidad costosa que disfraza suCapriles fracaso, los hospitales se vienen abajo, siguen matando a nuestra gente en las calles, las cárceles son lugares donde el crimen se sigue moviendo a sus anchas y la educación pública padece el destrozo de su infraestructura como los docentes padecen sus sueldos de hambre a los que los somete el Estado.
Toda la plata que no se están robando los enchufados, la están usando para financiar sus mentiras.
Los venezolanos que más necesitan deben estar siempre de primeros en las prioridades. Pero quienes ocupan Miraflores están más pendientes de justificar su politiquería a punta de ideología y habladera de paja. Han metido al pueblo venezolano en una crisis económica, en una cris de salud, en una crisis política, en una crisis social y hasta en una crisis alimentaria, pero se lavan las manos con dos o tres frases hechas y buscando culpables y fantasmas. Y van más allá: son capaces de inventarse las más inverosímiles teorías de conspiración y magnicidios, sin darse cuenta que con cada acción confiesan su absoluta incapacidad para gobernar. O se inventan una guerra económica, cuando la única guerra que hay es la de las equivocaciones de Miraflores contra la posibilidad de progresar. Y en esa guerra quien pierde siempre es el pueblo, porque los enchufados siguen robando y lavando la plata que debería estarse invirtiendo en la calidad de vida de las familias venezolanos.
La Patria con la que tanto se llenan la boca está secuestrada por su partido y un grupito de sinvergüenzas. Tienen que gobernar, pero no se atreven. Nicolás y su combo saben que estamos en una situación crítica de la que no se sale sin tomar decisiones que los dejarán en evidencia. Y saben que las elecciones del 8-D se les convirtieron en un plebiscito y ellos, con tal de mantenerse enchufados en el poder, son capaces de hipotecar el país entero para no salir de sus puestos. No les importa el país, sino sus negocios.
Sin embargo, a mí me consta que Venezuela es mucho más que esa corruptela. Me enorgullece liderar un proyecto de país que está lleno de talento honesto y gente que no se rinde. Porque aquí el que se rinde pierde. Yo sé que llegará el día en que ninguna familia viva en una vivienda de cartón, cuando las familias puedan ahorrar, cuando los jóvenes puedan proyectar su futuro, cuando los sueldos alcancen, cuando una pareja de muchachos no tengan miedo de querer formar un hogar aquí en su país, que los venezolanos se sientan seguros y acompañados por sus gobernantes. Sé que ese día llegará, porque tanto yo como un enorme grupo de personas está trabajando para que eso se vuelva una realidad, porque sabemos que es posible.
Y para eso no se necesitan fanatismos, ni lealtades ni conchupancia con nadie. Lo que se necesita es el talento, la capacidad y la voluntad para hacer de ese futuro un presente para todos, sin discriminar a nadie. Venezuela tiene los recursos para conseguirlo y conseguirlo rápido. Lo hemos demostrado quienes estamos en puestos donde el gobierno nacional ha asfixiado los recursos y, aun así, gobernamos bien y para todos por igual.
Si no tuviéramos inflación podríamos hacer mucho más. Si el partido de gobierno no insistiera en esa equivocación que es la centralización, podríamos hacer mucho más. Pero somos ejemplo de buen gobierno porque, aunque los recursos son escasos, tenemos voluntad y talento de sobra.
Malo es cuando hay recursos pero poca voluntad. Y si quieren ejemplo, miren a los irresponsables de Miraflores, que permitieron que Venezuela perdiera la oportunidad de crecer y progresar en estos años en los cuales han ingresado al país cantidades récord de dinero, pero acompañadas de la impunidad y la corrupción de la cual se han convertido en cómplices y beneficiarios todos los enchufados.
El poder lo tiene el pueblo. Y en Miraflores ya advierten lo que les viene encima con los resultados de las elecciones municipales. El futuro es indetenible. ¡Y el futuro le pertenece a los venezolanos de bien!
Que Dios bendiga a Venezuela. ¡Sigamos adelante y sin miedo!