La derrota de Madrid en Buenos Aires deja a la capital sumida en un mutismo mayor que el de las elecciones para 2012 y 2016, ya que tres rechazos consecutivos a un proyecto sólido, bien evaluado y con el respaldo logrado por el madrileño parecen significar el adiós a su aspiración olímpica.
Julio de 2005, octubre de 2009 y septiembre de 2013 marcan las decepciones de la que pretendía convertirse en la segunda ciudad olímpica española, después de Barcelona’92, y dar un nuevo impulso al deporte español, asfixiado por los recortes económicos tras los Juegos de Londres.
En paralelo a la reflexión de los motivos que han llevado al COI a preferir a Tokio o Estambul y a las consecuencias que esta decisión pueda tener, el deporte español debe buscar ahora otros alicientes para no dejar de crecer y volcarse en las competiciones que tiene que acoger, para mantenerse como un referente en la organización de pruebas.
Acaparador de competiciones internacionales desde su primer empeño olímpico para 2012 y tras la reciente celebración este año de los Mundiales de Balonmano y Natación, España acogerá en menos de doce meses las citas mundiales de Ciclismo en Ponferrada y el campeonato del mundo de baloncesto, cuya última edición organizó Turquía.
La competición empezará en septiembre y será la primera en la que la ronda final se disputará en dos ciudades principales, Barcelona y Madrid.
Pero 2014 prevé otras dos citas importantes en España, los Mundiales de Vela en Santander y los de Tiro en Granada, ciudad que un año después será escenario de la Universiada de Invierno.
Dos años más tarde, en 2017, Tarragona se convertirá en el escenario de los Juegos del Mediterráneo, competición que simbólicamente puede significar el cierre de un círculo y que se abrió en 2005.
Los Mediterráneos de hace ocho años en la ciudad andaluza fueron el preámbulo del periplo internacional olímpico de Madrid, ya que días después de su clausura se celebró la Sesión del COI en Singapur, donde Londres ganó los Juegos de 2012 a París en la final y Madrid fue la tercera eliminada tras Moscú y Nueva York.
En aquella ocasión la capital llegó a ser la que obtuvo mayor respaldo en la segunda votación, con 32 votos frente a 27 de Londres, 25 de París y 16 de Nueva York, que fue la descartada.
Hoy Madrid fue la primera descartada después de empatar en votos en una primera votación ganada por Tokio.
Esas cifras poco importan ahora, momento en que el deporte español debe levantarse de nuevo, “con un ERE encima”, como lamentaron algunos deportistas, pero con otra meta olímpica en el horizonte para conseguir que los Juegos de Invierno se celebren al otro lado de los Pirineos en Barcelona 2022.
La candidatura ya dio sus primeros pasos hace tiempo y el alcalde de Barcelona, Xavier Trías, ratificó el pasado junio la decisión de su ciudad de entrar en la pelea por una competición que la localidad oscense de Jaca intentó conseguir sin éxito anteriormente y de la que desistió por cuestiones económicas en su último empeño. EFE