Una joven quiso hacer el típico baile sexy, ese que más de una chica realizó alguna vez, pero no le salió como esperaba. La mujer comenzó a mover las caderas y en un momento puso los pies contra una puerta, con la cabeza hacia abajo, haciendo el movimiento conocido como “perreo”. Hasta ahí todo bien. Hasta que se olvidó de un pequeño detalle: ¿cuál? ¡Cerrar la puerta con llave!
Cuando estaba haciendo esa acrobacia de danza, otra joven abrió la puerta y la pobre chica cayó de espaldas sobre una mesa de vidrio, que para colmo tenía apoyadas algunas velas encendidas, una botella de alcohol abierta y un vasito servido; una combinación de por sí ya peligrosa.