Creen que la palabra pronunciada en tono de discurso grandilocuente produce efectos por sí solos. Que la propaganda profusamente difundida -sea cual fuere su contenido- nos desvía de los graves problemas que confrontamos, su gestión esta signada por la ineficacia y la ineficiencia. Las frases más altisonantes no tienen la originalidad de estos tiempos, están impregnadas de un vocabulario superado que caracterizó a regímenes que fracasaron estruendosamente.
No posee la oratoria, el carisma y el histrionismo de su antecesor, recurre a la imitación y al recuerdo. La ausencia de liderazgo, de la cual pareciera de cierta manera estar consciente, lo obliga a promover la omnipresencia del Líder. Pertinente citar una frase de Federico García Lorca “El duende no se repite, como no se repiten las formas del mar en la borrasca”. Su imagen plena todos los escenarios, la grabación de su voz está presente en los actos y hasta sus ojos están estampados en la tarjeta de la boleta electoral.
La publicidad no resuelve el tema de su gestión, sus “creativos” están confrontando severas dificultades, la gente cada vez es más exigente y comienza ya, a establecer diferencias con el “gobierno anterior”. Las maniobras de distracción pierden credibilidad. Recientes estudios de opinión así lo reseñan.Ya antes, han creído que, con la formación de Estados Mayores pueden atender gravísimos problemas creando “ilusiones” por lo tanto, ¡irrealidad!. Es así como existe uno para la Economía, otro para la Salud, el Eléctrico etc.
Oraciones redondas, sin culpa, reflejando resolver sucesos en los que no hay nadie a quien responsabilizar.
La figura extraída del lenguaje militar no ha tenido éxito, los más recientes acontecimientos así lo demuestran con creces. La crisis general se agudiza precisamente en las áreas donde se ha anunciado pomposamente su constitución.
Hace ya más de un año que surgió la genialidad, no imaginada hasta donde sabemos, por los Altos mandos soviéticos y alemanes: crear en la Segunda Guerra Mundial -ni más ni menos- un Estado Mayor para. . . el. . . ¡Invierno! Así, entre unos y otros vamos creando frases hechas que circulan a sus anchas y a sus largas por los noticieros, conformando la idea de un mundo en el que ciertas cosas ocurren por algún designio incontrolable.
Es responsabilidad del dirigente, adoptar una actitud consecuente con sus dirigidos. Entre intención y acción debe existir coherencia. ¡Ética de responsabilidad política!
La opinión pública desconoce quienes integran tantos Estados Mayores. Si en su prédica, ¡Sólo predica!, que lucha contra la corrupción. Si se le ocurre a Nicolás Maduro: crear predicando un nuevo Estado Mayor, hay que estar muy atentos con sus integrantes. – No mencionamos algunos nombres posibles- pero, no dudamos, correrá la misma suerte que con los otros.
¡La elusión de responsabilidades suele figurar en cada acontecimiento de las crisis, aspiran que el país se acostumbre a tal situación, y a. . . no exigir!, ¡Cuan equivocados están!