Ejecutar un plan efectivo en los servicios públicos sigue siendo un desafío para los entes gubernamentales, o por lo menos así lo perciben los habitantes de sectores como Teotiste de Gallegos y Rómulo Gallegos de la parroquia Coquivacoa en Maracaibo, que tienen más de 30 años esperando por la instalación de la planta de tratamiento Rincón del Mangle, cuya responsabilidad recae en el Ministerio del Ambiente y que debido a su inexistencia las comunidades de la zona sufren constantes botes de aguas negras.
Juan Pablo Guanipa, concejal de Maracaibo, considera que sin reformas ni cambios de gobernabilidad, la mayoría de las familias marabinas tendrán restringido el acceso a vivir decentemente. “Esta situación por la que atraviesan miles de familias marabinas evidencia que algunos entes públicos del Gobierno nacional, regional y municipal; generan círculos viciosos que deterioran los servicios en Maracaibo. La gente dice ‘no me prestas un buen servicio entonces no te pago’ y si no pagan, entonces la posición que asumen los responsables de los servicios públicos, es que como no se generan recursos, no hay forma de mantener las obras”.
Guanipa sentenció que para brindar servicios de calidad, se deben conocer las necesidades a fondo y estar dispuestos a invertir a favor de la estabilidad social de las familias. “Estos problemas de aguas servidas son gravísimos. No es posible que estás comunidades con más de 30 años de fundadas estén padeciendo calamidades. Necesitamos un Gobierno nacional comprometido, abocado a resolver los problemas de la gente y sobre todo tener una visión de cambio y crecimiento para cada ciudad”.
Jorge Luzardo, vecino del barrio Teotiste de Gallegos, detalló que desde hace más de seis meses, no tienen servicio de gas. “La aguas negras que inundan nuestras calles constantemente no sólo le hacen daño a las calles sino también a la red de gas. “Aquí no hay nada que sirva. Trabajadores del Servicio Autónomo para el suministro de Gas en Maracaibo (Sagas) abrieron un hueco supuestamente para realizar la limpieza en las tuberías que estaban llenas de agua, no lograron hacer nada y lo peor es que nos dejaron sin el servicio. Esto no tiene nombre”.
Arelis Finol, vecina del barrio Rómulo Gallegos, agregó que debido a la ausencia del gas a algunas familias les toca cocinar en carbón. “En mi caso me toca preparar la comida para mis tres hijos en una cocinita eléctrica, que hace semanas me explotó. Mi esposo la logró reparar y ahora me electrocuto todos los días”.
Las familias del barrio Rómulo Gallegos destacan además problemas con la recolección de basura y el malezamiento de la cañada, aunado al mal servicio en el sistema eléctrico que ha ocasionado pérdidas en los artefactos eléctricos de los vecinos.
“No entendemos por qué se les hace tan difícil a las autoridades echarle una mano a su pueblo. En este sector el camión de basura nunca pasa, tenemos que pagar para que lleven la basura hasta la avenida lo que ocasiona problemas con los vecinos de la zona. Reclamamos nuestro derecho como ciudadanos, no es posible que tengamos que vivir bajo una desidia constante. No queremos tomar la avenida pero deben entender que necesitamos atención. El problema eléctrico no nos deja vivir tranquilos, no sólo con los apagones sino la falta de medidores. Corpoelec debe realizar un encuentro con los consejos comunales para que todas las familias paguen el servicio”, sentenció Finol.