Un equipo de investigación encontró una nueva prueba de que el matrimonio beneficia la salud. Un estudio indica que los pacientes casados evolucionan mejor que los solteros en los 12 meses posteriores a la eliminación de una obstrucción en uno de los vasos que transporta la sangre al corazón.
Aun tras considerar otros factores de riesgo cardiovascular, como el tabaquismo, los antecedentes familiares y el colesterol elevado, en los pacientes solteros se duplicó el riesgo de morir o padecer una complicación cardiovascular grave, como un infarto, después de una angioplastia.
Los pacientes cardíacos necesitan apoyo y su atención no culmina en el hospital, dijo el autor principal, el doctor Ron Waksman del Centro Hospitalario MedStar Washington en la ciudad de Washington. “Esto significa que si un paciente no tiene alguien que lo pueda cuidar, debería recibir atención especial”.
Estudios previos ya le habían atribuido al matrimonio un beneficio aparente para la salud, pero los resultados no siempre coinciden. Aun así, existen pruebas suficientes para sugerir que tendría un efecto positivo que el equipo de Waksman trató de medir en los pacientes sometidos a una angioplastia coronaria, ya sea para evitar un infarto o para tratarlo.
El equipo analizó información de 11.216 pacientes reunida en 18 años por contacto telefónico o en consultas médicas. Los pacientes tenían unos 64 años y el 55 por ciento estaba casado. El grupo de los solteros incluyó gente que nunca se había casado, viudos y divorciados; el 65 por ciento era hombre, el 66 por ciento era blanco y el 26 por ciento era afroamericano.
Si bien el colesterol elevado y los antecedentes familiares de enfermedad cardíaca eran más comunes en el grupo de casados, los solteros eran más propensos a padecer las complicaciones cardíacos más graves (muerte, infarto o nuevas angioplastias) en los 12 meses posteriores a la intervención original.
La tendencia comenzó inmediatamente después de la primera angioplastia: el 1,1 por ciento de los solteros murió en el hospital, comparado con el 0,4 por ciento de los casados, según publica el equipo en American Heart Journal.
A los 30 días de la intervención, el 3,1 por ciento de los solteros y el 1,2 por ciento de los casados sufrieron una complicación cardiovascular grave. Al año, las cifras fueron respectivamente del 13,3 y 8,2 por ciento. Además, los solteros fueron dos veces más propensos que los casados a morir por cualquier causa.
El beneficio aparente del matrimonio fue mayor en los hombres que en las mujeres. El equipo advierte que los solteros tendían a llegar más enfermos a la angioplastia (por ejemplo, eran más propensos que los casados a estar cursando un infarto).
Para Waksman, los efectos reductores del estrés del matrimonio son importantes. Además, comentó que la adherencia al tratamiento (medicamentos, ejercicio o dieta) suele ser un gran problema en cardiología y las parejas suelen intervenir favorablemente.
“Estos resultados deberían atraer aún más la atención de los médicos a los factores de riesgo socioeconómicos más allá de los de la enfermedad cardiovascular y alentarían a las parejas de los pacientes a involucrarse más en el proceso de cuidado de la salud después de una intervención cardíaca”, indicó Waksman. Reuters