Centros comerciales: Escenarios de guerra del mundo moderno

Centros comerciales: Escenarios de guerra del mundo moderno

Foto cortesía ActualidadRT

El artículo, publicado en la revista ‘Military Review’  contempla el hecho de que en el mundo moderno cada vez serán más comunes los atentados terroristas dentro de las grandes urbes, aprovechando las características arquitectónicas de las grandes estructuras, especialmente los centros comerciales, asegura el portal Gizmodo.

En la edición de la revista de septiembre/octubre de 2003, los exmilitares estadounidense Lester W. Grau y Geoffrey Demarest advertían que “si bien tal vez no es un posible objetivo en un sentido militar tradicional, un centro comercial bajo techo podría ser atractivo como un objetivo terrorista”.

Su artículo continúa imaginando lo que podría suceder si grupos armados sitiaran cárceles, centros comerciales, aeropuertos, embajadas, cines o rascacielos, sugiriendo cómo podemos protegernos a nosotros mismos cuando las situaciones de guerra o los actos terroristas emergen en medio de nuestros ambientes cotidianos.





La conclusión más inquietante es que, para algunos ejércitos, por ejemplo el de EE.UU., los blancos vulnerables del mañana son los centros comerciales, los patios de escuelas, los aeropuertos y los estadios deportivos, tal vez incluso las calles suburbanas. El asedio al centro comercial en Nairobi es quizá solo el ejemplo más reciente y macabro de cómo se podría ver la guerra en el futuro.

Usar el edificio en su contra
En su mayor parte, sin embargo, las recomendaciones del artículo parecen sacadas de la ficción y los autores llegan a referirse a estas estructuras como “edificios de ‘Duro de Matar'”, y sus consejos, en su mayor parte, siguen siendo algo abstractos y generales. Pero su conclusión es bastante clara: cualquier edificio puede ser usado en contra de los propios atacantes y esto se puede hacer a través de la propia arquitectura. Se puede abusar tácticamente del edificio, por así decirlo, para esconderse, mejor aún, para encerrar y desorientar a sus agresores.

Los tenientes coroneles retirados sugieren posibles acciones defensivas que son relativamente obvias: que las puertas de entrada se puedan cerrar automáticamente en cualquier momento, que los ascensores y escaleras mecánicas se puedan desactivar o hacer que funcionen en sentido contrario, y que los pasillos estrechos a través de los cuales el movimiento se canaliza puedan ser bloqueados por completo.

El objetivo no puede ser el de militarizar el espacio arquitectónico civil infestando nuestro entorno cotidiano con tecnologías de control, o simplemente entregando la planificación urbana y el espacio público al ejército, sin embargo, parece inteligente reconocer que las circunstancias arquitectónicas de la guerra han cambiado, y que los patios escolares, los centros comerciales, los estadios deportivos e incluso los suburbios están condenados a sufrir casos de violencia organizada.