Un general retirado que lideró un organismo de inteligencia y represión durante la dictadura de Augusto Pinochet se suicidó en su casa de la capital chilena mientras gozaba del beneficio de libertad de fin de semana, informó el sábado su abogado.
Odlanier Mena, de 87 años y ex director de la Central Nacional de Informaciones (CNI), formaba parte de una decena de reos por violaciones a los derechos humanos que van a ser trasladados desde el Penal Cordillera, una lujosa cárcel en Santiago, a un recinto más modesto, por una decisión reciente del presidente Sebastián Piñera.
Mena “se encontraba en una situación de salud muy delicada”, dijo su abogado Jorge Balmaceda. “Su traslado significaba que no pudiera tener la atención de salud que necesitaba”, agregó.
El militar se convirtió en 1977 en el primer director de la CNI, luego de que Pinochet decidió disolver la policía secreta conocida como DINA. Mena estuvo en el cargo más de dos años.
El reo se quitó la vida disparándose a la cabeza con un arma de fuego de su propiedad, dijo la policía.
La ministra de Justicia, Patricia Pérez, dijo que la policía investigará la tenencia del arma con que el reo se quitó la vida y aclaró que su muerte no interferirá en el traslado de los reclusos por el cierre del penal.
Bajo la dictadura de Pinochet (1973-1990), más de 3.000 personas murieron o se les hizo desaparecer, mientras que otras 28.000 fueron torturadas, incluida la actual candidata presidencial Michelle Bachelet.
La candidata de centro izquierda, favorita para las elecciones presidenciales de noviembre, calificó como una “decisión muy trágica” la muerte de Mena.
El general retirado estaba sentenciado a seis años de prisión por el homicidio de tres militantes socialistas en 1973, pena que culminaba en diciembre del 2014.
El Penal Cordillera, construido durante la democracia, se parece a un centro recreacional, con nutricionista para los ex militares condenados, cabañas de dos dormitorios, cocina y baños propios, además de agua caliente, salas de estar y cancha de tenis, según informes públicos.
Cordillera contrasta con el hacinamiento en que viven muchos de los más de 50.000 reclusos en Chile.
Reuters