¿Por qué la diversidad sexual no encuentra su lugar en la revolución bolivariana? –Pablo Hernández/RNW
“El gobierno no hace nada para reivindicar la igualdad y la tolerancia. Eso no existe, ni ha existido nunca en Venezuela”, afirma Nelson Barroso, un joven venezolano.
El debate político sobre la diversidad sexual en Venezuela es prácticamente nulo. A pesar de las diferentes declaraciones de “tolerancia” en ambos bandos (chavista y opositor), muy poco se ha hecho por mejorar sus condiciones de vida, o por cambiar los estatutos sociales que rinden tributo a la homofobia y por supuesto, al machismo.
“Estamos bastante lejos. Todavía es un escándalo ver una manifestación de cariño entre dos hombres, aunque no sean homosexuales. El discurso sobre la homosexualidad sigue siendo superficial. Aún se busca guardar la apariencia. Es más fácil soportar a uno a quien no se le nota. Seguimos pensando que es malo y que Dios, o como quiera que se llame, los va a castigar. En esto, la religión es enormemente culpable”, dice Barroso.
“La revolución no solo no la acepta, sino que la minimiza y hasta se burla de la diversidad sexual. Se sigue usando la homosexualidad como insulto y hasta se la equipara con la prostitución. Ya por ahí sacamos la cuenta de cómo va la revolución y qué tan lejos está ese fulano hombre nuevo”, opina Barroso.
Pero no todos los venezolanos piensan lo mismo. Armando Ferrer, estudiante universitario, cree que la diversidad sexual sí es tolerada. “Realmente creo que sí es aceptada de algún modo porque hasta ahora no ha salido ninguna cláusula, ley o norma, que prohíba la libre circulación de individuos homosexuales en el país”, dice.
Ferrer opina que existe diversidad sexual entre funcionarios gubernamentales venezolanos, pero que es algo que no se hace público. “Pienso que no han salido del closet por meros formalismos y márgenes a seguir debido al trabajo que desempeñan, apartando que su vida personal no tiene por qué ser mezclada con la laboral”.
Episodios de debates sobre diversidad sexual
Días atrás, el diputado al Parlamento nacional, Pedro Carreño, inició una polémica sobre diversidad sexual al llamar “maricón” al líder opositor Henrique Capriles. Dicha afirmación generó pronunciamientos. El Twitter se llenó de comentarios, algunos apoyando al diputado, otros criticándolo por “homofóbico”.
Las reacciones de los políticos no se hicieron esperar. Capriles aseguró: “No ofende quien quiere, sino quien puede. Para mí es un honor que esos corruptos ataquen, pero no nos ensuciaremos en ese pantano”.
El presidente Nicolás Maduro señaló: “El peor homofóbico es el que teniendo una condición de vida la niega y discrimina o utiliza esa condición de vida para hacerle daño a otro. El peor homofóbico es el que teniendo esas tendencias personales y humanas venga a prostituir a jóvenes”.
A pesar de este incidente, la discusión política entorno a la diversidad sexual duró una semana y se apagó.
Pocos son los debates sobre el tema. Para Andreina Pulgar, otra joven estudiante venezolana, “cuando los políticos hagan consciencia de cuántos somos los homosexuales que votamos, les interesará atendernos. De resto, ni les importa”.
Pulgar considera que el problema reside en la “débil discusión política del país” y además “no ve con claridad cuándo llegará el día que realmente la gente lo acepte…ni lo veo en mi imaginación”.
Es importante destacar que existen diversos grupos dentro de la comunidad LGBT que apoyan abiertamente la “revolución bolivariana”, como ejemplo, podemos citar al Movimiento Gay Revolucionario de Venezuela, una organización nacida en el año 2002 a propósito de la coyuntura política que se vivía en el país.
En algunas oportunidades, el ex presidente Hugo Chávez se refirió a la comunidad LGBT, siempre haciéndolo con respeto. Sin embargo, en 2010, Venezuela se opuso en el Consejo Económico y Social de la ONU a reconocer como entidad consultiva a la Comisión Internacional de Derechos Humanos para Gays y Lesbianas: un mensaje claro de que la diversidad sexual es un tema tabú en la revolución bolivariana.