Uno de mis programas favoritos de la niñez fue El Hombre y la Tierra, conducido por el naturalista español Félix Rodríguez de La Fuente. Semanalmente esperábamos la transmisión de cada uno de sus excelentes documentales sobre la fauna, en los que con su acento castizo y voz emocionada nos narraba como nacían, crecían, se reproducían, vivían y morían diferentes animales del mundo. Nos enseñaba lo importante de preservar los hábitats y toda la vida silvestre. Vino a Venezuela en 1973 para grabar 8 programas y, fascinado por nuestra naturaleza, terminó grabando 18 históricos capítulos sobre nuestra inmensa fauna. Hoy, gracias a Internet, pueden verse todos esos capítulos grabados en Venezuela colgados en YouTube. Especialmente impactante el dedicado a nuestros llanos.
Rodríguez de La Fuente solía decir que “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”. Esa frase se nos quedó grabada a muchos de mi generación que ya pasamos los cuarenta y tantos. De niños nos parecía que era muy fuerte. Nos recordaba que somos una especie animal -ciertamente la más evolucionada- pero que, aún así, cometíamos más de una vez los mismos errores. Ello resultaba un inmenso contrasentido: ¿cómo siendo la especie animal más evolucionada éramos y somos incapaces de aprender sobre nuestros propios errores y los volvemos a cometer una y otra vez, mientras especies menos evolucionadas sí son capaces de aprenderlos y no incurrir de nuevo en ellos?
Este martes, en cadena desde la Asamblea Nacional, Maduro solicitó poderes habilitantes para combatir la corrupción y tomar medidas económicas de emergencia. Culpó a todos menos a ellos mismos del desastre al que nos han traído, con los índices de inflación más altos del mundo, la perversidad de un sistema cambiario que ha hecho muy ricos a pocos y más pobres a millones y la destrucción de nuestro aparato productivo que nos ha vuelto dependientes de productos importados para poder comer, sembrando desabastecimiento y especulación. Al escuchar su discurso, más aburrido que pulir un 747 (como acertadamente dijo en su Twitter Ramón José Medina), volvió a mi memoria la frase “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”.
Igual que en otras ocasiones e incluso alegando que todos los presidentes anteriores a él han tenido poderes habilitantes para legislar -como si esos poderes de verdad hubieran solucionado en algo los inmensos problemas que enfrentamos- solicitó se le otorguen a él porque sólo así podrá enfrentar la crisis económica que sólo, a su decir, es causada por la inmensa corrupción existente. Se repite lo que alguna vez le escuché calificar a la Dra. Hildegart Rondón de Sansó como el Mito a la Ley. Este mito lo entiendo como la aceveración reiterada a los venezolanos de que la solución de todos nuestros problemas está en la falta de una legislación adecuada y no en la ausencia de las políticas que apliquen las leyes vigentes y que impongan el Estado de Derecho sobre la discrecionalidad, la concentración de poder y el sueño de hallar el dorado al final de ese muy intrincado camino legal que se pretende reformar o crear. El yerno de la exmagistrada, actual presidente de Pdvsa y ministro, aplaudía y apoyaba el ejercicio del Mito a la Ley en la sesión parlamentaria.
Una y otra vez nos hacen recorrer los mismos caminos: solicitan poderes habilitantes (concentran el Poder Ejecutivo y Legislativo en uno sólo) y presentan la solicitud como la gran solución a nuestros problemas. Legislan una vez habilitados y, luego de ello, quedamos peor que antes de iniciar el ciclo. Los problemas no son superados e incluso aparecen nuevos que nos hunden más como país, como sociedad, como venezolanos.
Insistir en las mismas acciones una y otra vez, justificarse en que todos lo tuvieron antes, decir que él también tiene derecho a tenerlo y prometer que con ello se solucionará algo, es repetir un libreto que nos trajo hasta esta crisis que hoy ahoga a cada venezolano decente que no ha robado y que tiene que tratar de subsistir con lo que gana trabajando.
Ya de amenazas y de promesas legales estamos todos hasta el gorro (para usar una expresión castiza cónsona con nuestra columna). Ningún ciudadano de a pie cree que con eso solucionaremos nada, por el contrario, estamos todos claros en la verdadera finalidad de la Habilitante: más poder para más controles, más represión y más persecución. Con esa piedra hemos tropezado cientos de veces. Los únicos que parecen jamás haber escuchado a Rodríguez de La Fuente en su niñez son quienes nos gobiernan, y no será por sus edades, sino por tener memoria selectiva.