Decenas de miles de personas de todas las edades y orientaciones sexuales se tomaron hoy la avenida que bordea la famosa playa de Copacabana para celebrar la décima octava edición del Desfile del Orgullo Gay de Río de Janeiro, bajo el lema “Somos millones de voces”. EFE
La multitud, que la policía calculó en 300.000 personas en el momento del inicio del desfile, puede alcanzar un millón a lo largo del día, según esperan los organizadores, atraídos por la música electrónica, pop y popular de los quince “tríos eléctricos”, como son conocidos los camiones equipados con palco para las orquestas y poderosos equipos de amplificación de sonido.
Estas carrozas animaron la fiesta, formando una alegre caravana que estuvo animada en todo momento por música y personas bailando.
La multitud extendió en algunos tramos una gigantesca bandera con los colores del arco iris, símbolo de la comunidad Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (LGTB).
En las carrozas, los globos, los disfraces y la fiesta se combinaron con mensajes en los que se pedía el fin de la discriminación sexual y la intolerancia religiosa.
Se pudieron leer lemas como “Un lugar tan maravilloso como Río no combina con la homofobia” o “Por un Río con libertad religiosa y derechos humanos”.
Decenas de miles de personas acudieron a Copacabana para asistir al desfile, que recorrió de punta a punta la Avenida Atlántica, la vía que bordea la más emblemáticas de las playas de Brasil y que en junio pasado fue palco de una multitudinaria misa celebrada por el papa Francisco.
El desfile estuvo organizado por la ONG de Río de Janeiro Arco-Iris, que este año celebra su vigésimo aniversario en defensa de la población LGTB.
Una de las principales reivindicaciones de los activistas fue la reglamentación del matrimonio entre homosexuales, que fue legalizado en mayo pasado por el Consejo Nacional de Justicia (CNJ) pero sin ninguna legislación específica que garantice su cumplimiento.
Brasil se convirtió en el tercer país latinoamericano donde en la práctica es posible el matrimonio entre personas del mismo sexo. A diferencia de los otros dos, Argentina y Uruguay, la iniciativa partió de la Justicia y no del Parlamento. EFE