Se celebra este sábado 19 el Día el Cáncer de Mama y toda información es poca. En España el cáncer de mama es el tumor más frecuente, tras el colorrectal, con cerca de 24.000 nuevos casos al año, de los que aproximadamente un 10% (2.600) son de carácter hereditario.
Las mujeres con un riesgo elevado de desarrollar un cáncer de mama deberían tener la primera revisión a partir de los 25 años. Lo recomiendan expertos de la Sociedad Española de Senología y Patología Mamaria (SESPM) que destacan que los ultrasonidos, la resonancia magnética (RM), y a partir de los 45 años la mamografía, son las pruebas de seguimiento más adecuadas en estos casos.
Todas las mujeres constituyen un colectivo especial de riesgo ante esta patología y por ello la importancia que tiene un diagnóstico temprano. Aunque la edad para comenzar a realizarse la mamografía aún es un aspecto que no está totalmente consensuado, en general los expertos establecen la primera prueba entre los 45 o 50 años, y los 70 años la edad para finalizar este control.
El presidente de la SESPM, Carlos Vázquez, explica que “eso no quiere decir que antes de los 45-50 años, o después de los 70 años, no se pueda desarrollar un cáncer de mama. El problema es que este cribado hay que realizarlo en mujeres asintomáticas, no en aquellas que ya tienen un bulto que deben ir inmediatamente al especialista”.
La mamografía ha demostrado incrementar la supervivencia, y, por lo tanto, “es una prueba obligada para las mujeres. Asimismo, los tumores que aparecen a los 70 años normalmente son menos agresivos, por lo que a partir de esta edad no está demostrado que el cribado poblacional incremente la supervivencia”, zanja el experto.
Se sabe que un porcentaje elevado de cáncer de mama hereditario está relacionado con la mutación de los genes denominados BRCA1 y BRCA2. Así las mujeres que presentan una alteración en estos genes pueden llegar a tener un riesgo de hasta un 70% de sufrir cáncer de mama a lo largo de su vida, frente al 10% de la población general.
Del mismo modo, los antecedentes familiares, el factor genético (mujeres que presentan la mutación BRCA1 y BRCA2), y el haber tenido un tumor en la otra mama, son los principales factores que incrementan el riesgo de sufrir un cáncer de mama.
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