Esta noción es vital para comprender que nada de lo que ocurra, por más extravagante que sea, como decretar una burocracia para la felicidad, puede considerarse un síntoma de estabilización de este gobierno de pacotilla.
Porque además del pensamiento bazofia que supura el régimen, en su diarrea de cobas diarias, tenemos el de nuestras propias oposiciones, ya sean las ideas de los ilusos y alcahuetes o las de los “radicales” que ven comunismo hasta en la cola amena de un cine.
Leyendo comentarios que me envían por correo privado, acerca de mi supuestamente infundado optimismo, sobre una rápida salida del régimen “madurista”, por agonía manifiesta, los sempiternos pájaros de mal agüero del anticomunismo visceral se explayan, una vez más, en toda su capacidad de escepticismo, como si tuviera mérito el agregado conceptual de simplismos que llegan a la sinrazón, tratando de demostrar que aquí se vive, al igual que en Cuba, en otro régimen Castro comunista, como el que les echó baygon hace 5 décadas y les exilió.
Por supuesto sabemos de sus mártires, nos duelen como propios, y condenamos las calamidades y sufrimientos para el conjunto de la población, salvo para los de la suertuda vida de burócratas del Partido Comunista.
Sabemos también de las complicidades de nuestros gobiernos, me refiero a los anteriores al oprobio mal llamado “bolivariano”, y que desde 1969 alcahuetearon también la tiranía del barbudo, por inexplicables “razones de estado” donde el cordero del sacrificio siempre fue el pueblo cubano.
Y aunque comprendemos la buena intención con la que muchas veces ven nuestras realidades, no nos escapa que los cubanos del exilio, subsumidos en la rabia e impotencia, solo pueden concebirnos bajo un signo de igual desgracia, proyectando la suya, nacida de su historia de sumisiones y de fuga, casi como para no sentir la excepcionalidad vergonzosa de su esclavitud consentida como fatalidad.
Dicho casi groseramente: muchos del exilio cubano casi que nos desean igual suerte que la propia, para poder perdonarse a sí mismos que sean los únicos que han padecido en el continente 55 años de oprobio totalitario socialista. Hay uno de sus connotados bocones, que hasta escribe libros dando por sellada definidamente nuestra suerte como nación a la que titula perdida para siempre.
Hace rato se me acabaron los argumentos más sencillos y complejos para demostrar que nuestro país ES DISTINTO A CUBA, y que cuando nos faltan 10 ó 15 productos y decimos esto está igual a Cuba, solo puede admitirse como una muestra de nuestra venganza para ridiculizar el excepcional salvajismo de esta trulla de incapaces y ladrones que nos gobierna.
Pero la única verdad es que aquí de mil artículos fallan 15, en Cuba hay 15 de cada mil y fallan 985. Cuba es una nación en escombros, físico y social y a esta, nuestra Venezuela, todavía no han logrado llevarla hasta allí, porque cada día un laborioso y excepcional capitalismo masivo y profundamente arraigado, impulsa todas las fibras y nervios vitales de 90 de cada 100 compatriotas, que salen a ganarse su arepa, aunque esté cada vez más cuadrada.
Estoy escribiendo sobre este tema porque el escepticismo embarga a cada vez más venezolanos, sobre todo después de creado el “ministerio para la felicidad total del pueblo” que denota que el gobierno está a un paso de sentarse, en mesa redonda con su presidente irrito y sus ministros focas, a degustar platos con muestras de variadas excresencias “delicateses” de burro, gato, perro, caimán, zamuro etc.
Imagínense el ridículo universal que estamos padeciendo. Pero tómenlo con calma y frialdad… esto es un buen síntoma. Cuando la demencialidad de los gobernantes ya expresan ausencia total de conexión con la realidad, el final está más cerca que nunca.
Ni esto es Cuba NI SERÁ NUNCA Cuba. Es un gobierno de ladrones, un régimen en descomposición acelerada que está dando sus últimas pancadas de ahogado, están raspando la olla.
Si están aún vivos, es porque sus socios y conmilitones del ala militar alcahuete y de los politiqueros de la oposición ridícula esta, les brindan sobrevivencia sobre todo ahora cuando quieren volver al matadero electoral del 8 D, pero con garantías que les den unos pellejos y hasta unos buenos trozos de hígado y mondongos para sus adeptos clientelares.
Ya es indignante la verborragia de nuestros demagogos de oficio, que nos pintan las elecciones como si esta vez sí fuesen muy decisivas para acabar con el gobiernito, cuando saben perfectamente, porque lo deben haber pactado por sus peticiones mínimas de sobrevivencia, que ya se inventarán como sigue esta ridícula comedia, mediante la cabronería a las cifras del CNE, si es que llegamos allá, que son salud para Maduro, aunque sea de terapia intensiva. Porque lo otro es creer como la MUD que por fin lo logramos: el gobierno decretó la felicidad. Me preocupó la salud mental del presidente cuando decretó su Ministerio De La Felicidad el mismo día que anduvo ofreciéndole florecitas a la PC, ¿no se las habrá comido, mi “chofel en jefe” y me lo envenenaron o eran alucinógenas y salió usted con ese ministerio de la felicidad?