El sadomasoquismo sexual es una práctica que utiliza el dolor y la dominación como métodos para conseguir placer. Y experimentar con el dolor no tiene nada de malo. Siempre y cuando reconozcamos los límites, sostiene la sexóloga de la Plataforma Hablemos de Sexo y Amor de Radio Nederland, Michela Guarente. RNW
Portar látigos y utilizar esposas o sogas para dominar a la pareja durante el acto sexual ¿Quién no ha visto u oído sobre estos recursos para hacer más interesante el juego erótico? Lo que popularmente se conoce como sadomasoquismo sexual no siempre es eso. Hay que hacer diferenciaciones.
Para comenzar una aclaración de los términos:
Sadismo, denominación inspirada en las historias violentas del Marqués de Sade, consiste en dominar y generar dolor (físico o psicológico) al objeto de deseo. Provocar dolor es excitante y tiene un ritual, un guión donde siempre uno está dispuesto a disciplinar al otro.
El sádico exige que se adopten posturas sexuales, limita físicamente a su pareja para el mejor dominio, ata a su pareja con la técnica del ´bondage´o acordamiento erótico, usa vocabulario con insultos y puede provocar dolor físico. En algunos casos recurre a la inserción de objetos en zonas mucosas (vagina, ano, boca).
Masoquismo, consiste en recibir y necesitar este sufrimiento para alcanzar el mismo placer. Quien realiza el rol de ´esclavo´ goza de la sumisión y hace lo posible por complacer a su ´amo´. Se entrega a los rituales planificados, pero es quien tiene el control de la práctica, ya que es quien avisa cuando hay que parar.
Se establece el dúo: dominante/dominado o amo/sumiso y practicarlo puede proporcionar una satisfacción intensa. La penetración no es necesariamente el fin último del encuentro.
Límites de dolor
Lo descrito anteriormente debe ser una práctica acordada y consensuada por los miembros de la pareja para que pueda generar placer a partir del dolor.
Para su ejecución deben existir acuerdos, sobre qué prácticas realizar, si se van a incorporar juguetes o integrar a mas personas y deben establecerce claramente los límites. Una buena idea es acordar un código, un gesto o palabra clave, que explícitamente advierta cuando detenerse. Este acuerdo no puede ser quebrantado.
Cómo y dónde practicarlo
Si a ti y a tu pareja les llama la atención esta práctica sexual, existen algunas formas de aproximarse a ella.
El llamado sadomasoquismo ligero puede comenzar con nalgadas, tirones de pelo o ´lenguaje sucio´en pleno acto sexual y progresivamente puede incluir el uso de látigos, esposas, cueros o lencería.
El sadomasoquismo en si, por lo general exige un ambiente especial, un espacio determinado para poder ejecutar este acto-guión de dolor/placer. Muchas personas incluyen temáticas en su ´guión´y así puede uno imaginarse un ambiente de circo, de escuela, de hospital, etc. Esto queda a la imaginación de quien realice el acto.
Si no se da en el contexto íntimo de una habitación, también puede darse en lugares o clubes especiales para ello. Como el tema aún es tabú resulta todo un desafío encontrar lugares cómodos y seguros para practicarlo.
¿Qué hacer cuando no es placentero?
En algunos casos, el sadomasoquismo puede escalar y transformarse en un acto muy violento, generando daños importantes en la salud física y emocional de quien lo practica.
Cuando se advierte malestar, dolor extremo e insoportable, es preciso detenerse y, en lo posible, buscar ayuda.
Finalmente, valdría la pena evaluar si a pesar de existir toda una variedad de prácticas íntimas eróticas, uno se limita o prefiere solo esta forma de dar y recibir placer.
En ese caso habría que elevar la alarma personal, ya que esta conducta como única forma de disfrutar el sexo no sería considerada apropiada.