Los vigilantes de los supermercados quedaron para prestar apoyo, porque ahora son los agentes de Polianzoátegui a quienes les toca resguardar el orden en los establecimientos donde venden los artículos de la cesta básica que están escasos, publica El Tiempo.
Y es que se ha hecho costumbre que en esas “mega colas” haya desorden y violencia verbal y física. Sobran los cuentos donde dicen que alguien salió golpeado mientras hacía la cola para comprar pollo, o que un grupo de personas se guindó a pelear porque uno quería colearse.
En el supermercado Central Madeirense de Barcelona han pasado unos cuantos atajaperros. Uno de los empleados, quien prefirió no dar su nombre por razones de seguridad, recordó una pelea entre dos mujeres que estaban en una cola, y comenzaron la discusión por el puesto, y paso seguido, “se guindaron por los cabellos y hasta sangre en la cara se sacaron. Eso fue un mediodía”.
Y como ese caso ha habido otros más. “Aquí hay discusiones todos los días, son pocas las veces que la cola avanza con tranquilidad, siempre se hace por fuera para no interrumpir la venta dentro del supermercado, y la policía del estado nos apoya”.
Allá y aquí
En el abasto Bicentenario no es distinto. Ya no abren el portón principal para el acceso de las personas y los carros para evitar un desorden. Ahora, hasta mediodía, organizan la fila en la entrada que da a la urbanización Pascal y las personas, una vez que reciben sus números, van pasando en grupos a comprar.
“Hace días que no se forma un bochinche aquí, se ha puesto un poquito de orden, pero esto estaba horrible, era un solo malandraje”, dice María Sánchez, del sector Valle Verde, quien va casi a diario al Bicentenario “a ver qué venden”, dijo.
Antonio López, mientras estaba en la cola para comprar pollo en el Bicentenario, dijo que cada vez que alguien se quiere colear le hacen la guerra hasta que llega la policía. “Uno amanece aquí bien temprano y después viene uno más vivo a meterse”.
Por eso, los agentes de seguridad del establecimiento han pasado a resguardar el orden adentro, pues afuera es la policía quien se ocupa de establecer el orden en la cola.
En tres platos
1. En Unicasa de la avenida Bolívar de Puerto La Cruz cambiaron el modo de venta de los bienes escasos para mantener el orden. Las personas que hacen la cola por fuera es sólo para comprar estos artículos y cancelan en las dos primeras cajas. Mientras que el que va a hacer mercado, le ofrecen en la caja los productos.
2. En los abastos asiáticos es donde se arman más trifulcas. Cuando cierran las rejas la gente se desespera aún más para llevarse los productos. En el sector Las Casitas de Barcelona sobran las historias de peleas entre los compradores. Así como sucedió la semana pasada en el abasto Bicentenario de El Tigre.
3. Los vendedores de los supermercados aseguran que ya la gente no discute en las colas sino que se van a las manos porque no hay tolerancia. “Aquí es horrible la peleadera de gente, no se controlan y hasta se caen a golpes por comprar de primero, nos ha tocado ver de todo”, cuenta una vendedora del Bicentenario de la avenida Intercomunal, en Barcelona.