El presidente estadounidense, Barack Obama, se reunió hoy con los enviados del Departamento de Defensa y del Departamento de Estado encargados de la transferencia de los presos de la prisión de la Base Naval de Guantánamo (Cuba) con el objetivo de cerrar el penal. EFE
En un comunicado, la Casa Blanca detalló que el presidente se reunió con Clifford Sloan (Departamento de Estado) y Paul Lewis (Departamento de Defensa) y les transmitió su apoyo al objetivo de cerrar definitivamente la cárcel, operativa desde 2002 y en donde han sido encerrados los sospechosos de colaborar con el terrorismo islamista.
“Las instalaciones de Guantánamo continúan mermando nuestros recursos y dañando nuestra imagen en el mundo”, indicó la Casa Blanca, que recordó que Estados Unidos se gasta un millón de dólares anuales por detenido en esa prisión aislada en territorio cubano.
“En todo lo posible, la Administración seguirá transfiriendo detenidos que tienen autorización para ser trasladados a otros países y pedirá al Congreso que levante las restricciones”, asegura la Casa Blanca.
Lewis, enviado especial del Pentágono, fue nombrado el mes pasado para un puesto que nunca había sido ocupado antes, mientras que Sloan fue elegido para el cargo paralelo del Departamento de Estado en junio, tras un vacío de meses.
Obama, quien ordenó la creación de esos dos puestos, se comprometió en mayo pasado a trazar un plan para la transferencia de presos a países que ya han dado luz verde para recibirlos. Más de la mitad de los 164 reclusos del penal están en esa situación.
No obstante, la mayor dificultad reside en aquellos 48 detenidos que no pueden ser liberados, debido a que suponen un serio peligro para la seguridad nacional, ni juzgados, porque o no hay pruebas suficientes en su contra o las evidencias están gravemente devaluadas por la tortura.
Asimismo, se debe determinar la situación de los 16 detenidos de “alto valor” que deberían ser juzgados en territorio estadounidense si finalmente se cierra la cárcel de Guantánamo.
Hoy, el secretario de Justicia de EE.UU., Eric Holder, dijo que no se arrepiente de haber intentado en 2009 que Jalid Sheij Mohamed, supuesto cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001, y cuatro de sus cómplices fueran juzgados en un tribunal federal en Nueva York, algo que levantó una gran oposición, especialmente en esa ciudad.
Holder recordó que, si se hubiera seguido el procedimiento legal ordinario, Sheij Mohamed y sus supuestos cómplices “estarían ahora mismo en el corredor de la muerte”. EFE