Diez guerrilleros del ELN murieron el domingo en un bombardeo de las fuerzas militares en el noreste de Colombia, en una nueva demostración de que la ofensiva contra la insurgencia no tiene tregua pese a los diálogos y contactos de paz para poner fin al conflicto interno de casi 50 años, informaron las autoridades.
REUTERS
Los enfrentamientos entre las fuerzas militares y rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) se registraron en una zona rural del municipio de Tame, en el departamento de Arauca, una región ganadera y petrolera limítrofe con Venezuela.
“La ofensiva militar fue desplegada en el sitio conocido como Caño Grande del municipio de Tame, en el marco del Plan de Guerra Espada de Honor II, que busca neutralizar el accionar criminal de los grupos armados al margen de la ley que delinquen en la región”, indicó el Ejército a través de un comunicado.
En la operación, en la que participó el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, fueron capturados dos guerrilleros heridos.
El ELN es la segunda fuerza rebelde de Colombia y cuenta en la actualidad con unos 1.500 combatientes, de acuerdo con fuentes de seguridad.
El Gobierno del presidente Juan Manuel Santos mantiene contactos con sus dirigentes con el propósito de iniciar una negociación de paz, que sería separada a la que sostiene con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Cuba desde hace más de un año.
El ELN, que fue integrado en sus comienzos por sacerdotes católicos radicales, tiene una presencia considerable en el noreste del país, donde opera en forma coordinada con las FARC.
Al igual que las FARC, el ELN es considerado como una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, y sus miembros frecuentemente atacan a la infraestructura petrolera de Colombia.
El ELN se opone a las actividades de exploración y explotación petrolera y minera de empresas extranjeras en Colombia con el argumento de que acaban con los recursos del país y causan graves daños al medio ambiente.
El país sudamericano de 47 millones de habitantes enfrenta un conflicto interno de casi medio siglo que ha cobrado más de 200.000 vidas y que impide un mejor desempeño de la quinta mayor economía de América Latina.