El papa Francisco afirmó hoy en la homilía de la misa en la Plaza de San Pedro, con la que se clausuró el Año de la Fe instituido por la Iglesia católica, que Dios es centro de todo y su sustitución provoca sólo daños.
En una plaza repleta a pesar del frío y la amenaza de lluvia, el papa argentino comenzó su homilía recordando que el Año de la Fe fue convocado por Benedicto XVI.
Sobre el papa emérito, Francisco expresó su “afecto y reconocimiento” porque “con esa iniciativa providencial, nos ha dado la oportunidad de descubrir la belleza de ese camino de fe que comenzó el día de nuestro bautismo, que nos ha hecho hijos de Dios y hermanos en la Iglesia”.
“Jesús es el centro de la creación; y así la actitud que se pide al creyente, que quiere ser tal, es la de reconocer y acoger en la vida esta centralidad de Jesucristo, en los pensamientos, las palabras y las obras”, dijo Bergoglio
“La pérdida de este centro -agregó el papa- al sustituirlo por otra cosa cualquiera, solo provoca daños, tanto para el ambiente que nos rodea como para el hombre mismo”.
Asimismo, el papa explicó otros dos aspectos de la “centralidad” de Cristo al afirmar que “es el hermano alrededor del cual se constituye el pueblo, que cuida de su pueblo, de todos nosotros, al precio de su vida”
Y por último, resaltó, “Cristo es el centro de la historia de la humanidad y de todo hombre. A él podemos referir las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de nuestra vida”.
Después el papa improvisó respecto a la homilía que había preparado y destacó como “cada uno de nosotros tiene su historia, sus pecados, sus momentos felices y oscuros” y pidió a los fieles que hoy piensen en su historia personal, miren a Jesús con el corazón y le pidan: “acuérdate de mi”.
“Jesús acuérdate de mi, porque yo tengo ganas de ser bueno pero no tengo fuerzas, soy pecador. Tu te puedes acordar de mi porque estás en el centro de todo”, añadió.
En su sermón, el papa también saludó a los Patriarcas y Arzobispos Mayores de las Iglesias orientales católicas y su presencia fue una ocasión para que el pontífice se dirigiera a los cristianos que viven en Tierra Santa, en Siria y en todo el Oriente y desease “que todos obtengan el don de la paz y la concordia”.
Durante un momento de la misa, el papa mantuvo en sus manos el relicario en el que se conservan nueve pequeños fragmentos de los huesos que se dice pertenecen a San Pedro y que hoy fue expuesto por primera vez en la Historia.
El relicario en el que se lee la inscripción: “Ex ossibus quae in Arcibasilicae Vaticanae hypogeo inventa Beati Petri Apostoli esse putantur” (Los huesos hallados en el hipogeo de la Basílica vaticana que se considera que son del beato Pedro Apóstol) volverá hoy mismo a la capilla privada del papa, situada en el centro del apartamento pontificio, donde se encuentra desde 1971.
Tras la misa, el papa Francisco entregó su primera exhortación apostólica, que lleva el nombre de “Evangelii Gaudium” (La alegría del Evangelio) a 35 personas, aunque la publicación oficial será el próximo 26 de noviembre.
Este documento, como adelantó el papa, recoge las conclusiones del Sínodo de Obispos sobre la Nueva Evangelización y algunas reflexiones suyas.
La misa fue el evento de clausura del Año de la Fe, propuesto por Benedicto XVI para “promover la alegría y el entusiasmo de la fe” y “fortalecer la fe de los cristianos”.
La apertura del Año de la Fe tuvo lugar el 11 de octubre de 2012 coincidiendo con el 50 aniversario del Concilio Vaticano II y el 20 aniversario de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica y durante este tiempo se han realizado actos, jornadas y seminarios. EFE