El drama de ser un adicto al trabajo

El drama de ser un adicto al trabajo

Pasan toda la mañana y la tarde en la oficina pero nunca es suficiente. Son los primeros en llegar y los últimos en irse. Sin embargo, apenas llegan a su casa, vuelven a encender la computadora y siguen trabajando. Por sus horarios, suelen perderse la cena familiar y están casi siempre ausentes en los actos escolares de sus hijos. Hasta cuando se van a dormir prefieren seguir conectados desde la cama y ponen excusas a la hora de la intimidad con su pareja, reseña Infobae.

Luis Alejandro Nagy -psicoanalista miembro de la Sociedad Psicoanalítica de México y director de publicaciones de la Federación Psicoanalítica de América Latina (FEPAL)- explicó que cuando le pre­guntaron a Sigmund Freud cuáles eran las características o condiciones de una persona para funcionar bien psicológicamen­te, éste respondió con extrema sencillez:   “Lieben und arbeiten” (“Amar y trabajar”). Es que el trabajo y la capacidad de ser amados y de amar son legítimas aspiraciones para los seres humanos y es por eso que el tema de la adicción al trabajo es muy difícil de abordar y aceptar, debido a que son ideales que la sociedad y nosotros mismos esperamos alcanzar.





“Cualquier actividad humana puede convertirse eventualmente en una adicción, es decir, en un tipo de esclavitud que le resta libertad a la persona. Hay adicciones a sustancias específicas como las drogas (adicciones tóxicas) y las hay también a estados emocionales, las denominadas adicciones no tóxicas. La adicción al trabajo es una adicción no tóxica que le otorga al adicto muchas ganancias secundarias: dinero, actividad, reforzamiento de la autoestima, evitar otras actividades, estatus”, indicó Nagy.

Pero ¿qué buscan en su trabajo los adictos? Hay muchas razones por las que una persona decide trabajar en exceso. Una de ellas puede ser evitar estar en su casa. “Este tipo de workaholics se convierten en proveedores económicos con tal de no enfrentar las angustias y desafíos propios del hogar, como la orientación y educación de los hijos y la convivencia con la pareja. Hay otros cuyos rasgos obsesivos y su perfeccionismo compulsivo no les permiten abandonar las tareas con tal de cumplir con sus altos estándares y autoexigencias. En cambio, otros de tipo masoquista se sienten incapaces de poder poner límites a las demandas de sus jefes y se entregan con sometimiento a las labores. Cada trabajador es un mundo y habrá que comprender sus motivaciones personales”, sostuvo Nagy.

El especialista consultado enumeró los daños que conlleva esta adicción para el workaholic, tanto físicos y psicológicos como sociales. En el área física, nos podemos encontrar contrastornos de los patrones del sueño, malos hábitos alimenticios, hipertensión, contracturas musculares y todo aquello que puede estar asociado al tipo de actividad específica. Por ejemplo, irritación ocular en personas que trabajan mucho tiempo frente a su computadora.

Con respecto a los trastornos sociales, pueden tener problemas con su familia y con su pareja en tanto no les dedican el tiempo que requieren: aislamiento social, inhibición de los espacios de intimidad, etc. En el área psicológica, hay sentimiento de culpa, ansiedad e irritabilidad constante cuando no están trabajando, estrés constante, duermen excesivamente durante el fin de semana “para recuperarse”. Estas personas tienden a olvidar que el trabajo es un medio para vivir y no lo contrario.

Pero trabajar en exceso no sólo es malo para el individuo, sino que tampoco termina siendo ventajoso para la empresa en la que el workaholic se desempeña. “Aparentemente lo es en el corto y mediano plazo, dado que trabajan excesivamente y esto le resulta ventajoso a la corporación. Sin embargo, a la larga, la probabilidad de que estas personas desarrollen alguna patología física o psicológica o tengan alguna problemática familiar -como por ejemplo, un divorcio- es muy alta y esto afectará su desempeño laboral. Un empleado que puede equilibrar las actividades laborales, familiares y personales siempre será un empleado que va a rendir más a largo plazo, cumpliendo la máxima freudiana planteada al inicio sobre las características de una persona feliz: el que ama y trabaja”, indicó Nagy.