Orlando Viera-Blanco: La habilitante no servirá de nada

Orlando Viera-Blanco: La habilitante no servirá de nada

Las cosas en estos días por Miraflores deben estar tan agitadas como el país. Me imagino una fila de adulantes haciendo antesala para entrar al despacho que Chávez le dejó a Maduro, y decirle: ¡Lo felicito, Presidente… el pueblo ahora si esta con Ud., vamos bien y mejor, porque estamos felices entre plasmas, tostadoras, lavadoras y blu-rays! ¡Es Ud. digna reencarnación de mi comandante! Dios salve a Maduro.

La historia de Venezuela va cargada de tantas revoluciones como anécdotas, por lo que sin querer despreciar nuestro linaje, tales revoluciones no tuvieron tal peso revolucionario, sino que fueron montoneras de sables por el poder, ajenos a convertirse en gobiernos realmente conservadores o liberales, como en efecto no-lo-fueron… Desde la revolución de Marzo (1858) que puso a Julián Castro en el poder (siendo elocuente la traición de Antonio Leocadio Guzmán a José Tadeo Monagas), pasando por la Galipanada, respuesta “liberal” para derrocar a Castro, que a su vez condujo a la revolución azul (1868) y al regreso del interinato liberal a cargo de Guillermo Tell Villegas… continuando con la revolución de Abril (1870), encabezada por Antonio Guzmán Blanco -que gobernó Venezuela por casi 20 años en medio del mayor culto a la personalidad que hayamos tenido noticia hasta la llegada de HCHF- y pasando por la revolución restauradora (1899) que desembocó en Cipriano Castro (El Cabito/le petit caporal), más tarde traicionado por Gómez… lo que hemos tenido es eso: traiciones, fantoches y conjuras. Vale la pena reseñar que Guzmán Blanco fue el primero en cabalgar sobre la fascinación por Bolívar, instaurando por primera vez la moneda con su nombre. Se manejó bajo un civilismo irreverente que dio cuenta de la Iglesia y de relaciones diplomáticas (que asilaban enemigos del gobierno). Desmontó impuestos a importaciones y exportaciones, participando desde el poder de los beneficios de sus propias medidas. Emprendió un plan monumental de urbanismo, que le valió el titulo del americano ilustrado, pero también del autócrata omnisciente o el divino ausente, por su largas temporadas en París…Y más tarde, de la dictadura de Gómez pasamos a otros caudillos sean dictadores, socialdemócratas o golpistas, llegando a la mentada revolución roja-rojita, también llamada bolivariana, cuya historia aún padecemos, pero quiero agregar, es un mix exacerbado de todo lo anterior.

De tal forma que nuestra era republicana es un continuo de tufillo autocrático, banal y hedonista, entre traiciones y pillerías, cuyas barbas se ponen en remojo, al servicio de un Estado -personalista, indulgente, cortesano y vasallo. Nada nuevo en el patio…Fue anecdótica (y alegórica) la recuperación de los restos de Guzmán Blanco, reconocido como el patriarca de la corrupción, por ser el primero en cobrar una comisión -validada por la república en su momento- de un préstamo gestionado por él como Ministro Plenipotenciario de Hacienda y Exteriores ante el gobierno inglés, donde cobró más de la mitad del empréstito… En 1999 -centenario de su muerte- por gestión del antiguo canciller JV Rangel (bajo encargo de HCHF) y del embajador de Venezuela en Francia, Sr. Hiram Gaviria (hoy excelso diputado de oposición), los restos fueron traídos de Francia y colocados en el Panteón Nacional (obra expropiada por Guzmán en su gobierno a la Iglesia), al tiempo que el embajador Gaviria informaba que abierta la tumba, constataron que el cuerpo del Ilustre Americano se encontraba intacto, y “que lo más impresionante es que aún conservaba su característica barba”. Pues nada, razón tenía Fray Mauro de Tovar quien desde 1653, ya advertía “de Caracas no quiero ni el polvo”, por ser tierra de gracia invadida de fatuidades, de ridículas vanidades.

José Tadeo Monagas sentenció: “la Constitución sirve para todo”. Y para eso han servido 27 constituciones en 200 años: para que cada capataz haga lo que le dé su sobrada gana con una hacienda llamada Venezuela… Hoy hablan de una constituyente. ¡Repetición de un fósil del que no quiero ni su polvo! La habilitante mutatis mutandis, es eso. Poderes extraordinarios -como nunca antes- para legislar discrecionalmente en materia penal y satanizar al adversario, enaltecer la revolución, monumentalizar la ideología y criminalizar la disidencia. Maduro dice que promulgará dos leyes “para enfrentar la corrupción y la guerra económica”. ¿Cuál guerra? ¿Cuál economía?

La guerra económica y el otorgamiento de poderes especiales coinciden con una caída en la evaluación de la gestión de Maduro, que llega al 53% de opiniones negativas. (IVAD, El Universal 19-11-2013)… El 68,5% de los venezolanos ve con malos ojos la situación actual del país y el 33% dice que se deben anticipar elecciones presidenciales. Estamos llegando al final de una era surrealista, superflua y discursiva… El pueblo madura y sabe que habilitantes no dan cuenta del crimen o del hambre, sino que solo se promulgan para dejar intactas las barbas en el poder.

vierablanco@gmail.com

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