Jesús Alejandro Lezama se mantiene activo con los Leones del Caracas a sus 94 años

Jesús Alejandro Lezama se mantiene activo con los Leones del Caracas a sus 94 años

En la populosa zona de El Guarataro hay una especie de museo caraquista. Centenares de fotos de las figuras más emblemáticas y decenas de trofeos y placas lucen en una pequeña sala. El anfitrión de aquel preciado lugar no es menos que Jesús Alejandro Lezama, el fanático número uno de Leones del Caracas.

“Chivita”, como lo bautizaron en el Caracas, vive solo en un modesto anexo. Isabel, una de sus catorce hijos, lo acompaña en la visita. “Todos mis hijos son caraquistas, menos uno que es magallanero. Qué puedo hacer, cada quien agarra su camino”, comentó con cierta inconformidad el nacido en Tucupita, pero “nacionalizado caraqueño”, como él mismo afirma.

Aunque actualmente cuenta con el apoyo logístico del equipo, en sus inicios pasó por complicaciones. “Los primeros años fueron difíciles para mí porque tenía que costearme mis juegos con lo que ganaba vendiendo libros”, dijo el dueño del último puesto del autobús donde viaja la propia manada caraquista, lugar que ocupa desde hace décadas atrás, cuando la gerencia de Francisco Rivero lo incorporó al equipo y le dio uniforme y viáticos. “Sólo eso, pues nunca he recibido un sueldo”.

“Chivita” es identificado como animador oficial en la Guía de Medios del Caracas, pero con el transcurrir del tiempo, siente que ha sido relegado de su cargo. “Yo antes usaba una corneta que funcionaba con una pera. Unos magallaneros me la quitaron en un juego y por eso decidí buscarme una trompeta. Hay quienes dicen que ya no soplo, pero cómo voy a hacerlo si el sonido interno del estadio compite conmigo”, argumentó. “Donde me dan más chance de tocar mi trompeta es el interior del país”.

Aunque no escapa de la rivalidad que tiene Caracas con Magallanes, Lezama considera que los juegos entre los eternos rivales ya son como una Navidad o un Carnaval. “Ahora nos abrazamos y celebramos juntos, hasta los magallaneros me brindan unas cervecitas”, dijo, no obstante ante la pregunta de cuántas frías se toma por encuentro, picadamente respondió: “yo ni sé”.

Poco a poco se ha ganado el afecto de cada sede. Maracaibo y Barquisimeto han sido las más difíciles de cortejar, pero ya cuenta con su afecto. “Antes me bañaban de cerveza, pero ya no. Eso me llevó a propinar unos diez KO. Por lo menos ya me respetan”.

Lezama no recuerda exactamente cuándo fue que su amigo Jacinto “El Loro” Betancourt, ex cuida cuartos del Caracas, le colocó su edad en el dorsal del uniforme. Aunque Betancourt ya no está en el club house del equipo, la tradición se mantiene. Esta campaña Lezama utiliza el 94 por haber nacido en 1919.

Son muchos los amigos que ha conseguido Lezama en el dugout de la izquierda del Universitario. Alfonso “Chico” Carrasquel, al que considera el mejor de todos los tiempos, Victor Davalillo, Antonio Armas, Gonzalo Márquez y Baudilio Díaz, entre otros, figuran en la lista de panas del corneta. Sin embargo, en su memoria no desaparece la bonita amistad que tuvo con César Tovar. “Él me trajo de Estados Unidos mi primera manopla. Era salsero nato, yo lo enseñé a bailar. Me pedía que lo esperara para rumbear después de los juegos, pero sin peloteros, porque no le gustaba dar mal ejemplo a los novatos”.

Fuente: Diario Líder en Deportes.

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