El potencial hidrológico de Guayana, afronta a diario uno de los problemas más recurrentes en las comunidades, pues aguas negras desembocan en los ríos Caroní y Orinoco, y aunque esta realidad permaneció durante este año en la palestra pública, representantes gubernamentales no han orientado sus labores para garantizar el uso de espacios fluviales en optimas condiciones, informa Nueva Prensa.
De cara a un panorama desolador ante la problemática, grupos ecológicos se han dado a la tarea de trabajar para aminorar dicha situación; sin embargo, muchas de sus propuestas, llamados y solicitudes han sido omitidas por quienes tienen en sus manos el control. Aparentemente, es una condición de indolencia ciudadana, que parece no guardar sentimientos de culpas a sabiendas de que la mayorías de los balnearios de San Félix están contaminados.
Diamela Flores, vive en la comunidad de Sabana de Piedra, al borde del río Caroní. Sin menoscabo alguno relató que este es un problema que data desde hace más de tres décadas, y aunque vecinos están conscientes de un visible bote de aguas servidas que desemboca en el río, hay quienes optan por omitir esa verdad, y se sumergen en él… “la gente se acostumbra a vivir en la suciedad”, puntualizó.
Se conoció que parte de este inconveniente público proviene de una “boca de visita” que con el tiempo colapsó, al igual que la tuberías madres que sirven al sector; por ende, todas estás aguas contaminadas confluyen en uno de los ríos más importantes a nivel nacional.