La modelo Kate Moss, la imagen de la permanencia en una industria de la moda que adora los cambios, celebra el jueves 40 años en pleno éxito, la prueba de una longevidad profesional tan insolente como su estilo de vida.
Para celebrarlo aparecerá en una portada de Playboy, vestida, como no, de conejita: corsé negro, tacón de aguja y las clásicas orejas alargadas.
La agenda en los próximos meses de la ‘top model’, que ha diversificado sus actividades, viene cargada. Debutará como periodista de moda para la edición de primavera de Vogue, coincidiendo con el lanzamiento de su nueva colección como diseñadora para la marca británica Topshop, siete años después de la primera.
Entretanto, se prodigan los rumores sobre los detalles de la fiesta de cumpleaños de esta juerguista legendaria: varios diarios creen saber que tendrá lugar en la isla privada del magnate británico Richard Branson, Necker Island, en el Caribe. La lista de invitados es objeto de las mismas conjeturas.
En Londres, una exposición celebra el aniversario con pinturas hechas a partir de fotografías de su carrera de modelo. Y la televisión francesa Paris Première ha estrenado su documental “Looking For Kate”.
Veintiséis años después de su debut, la modelo sigue fascinando. Se prodiga más en las portadas de revistas que en la pasarela y sigue prestando su rostro para muchas campañas publicitarias.
Moss tiene contratos con Versace y Rimmel, entre otras empresas, y es la cuarta modelo mejor pagada del mundo. Según la revista estadounidese Forbes, ganó 5,7 millones de dólares (4,2 millones de euros) entre junio de 2012 y junio de 2013.
Esta omnipresencia va acompañada de una gran discreción en los medios. Apenas da entrevistas y sigue el consejo que le dio el que fue su novio Johnny Depp: “Nunca te quejes, nunca te expliques”, reveló en su libro “Kate: The Kate Moss Book”, de 2012.
“Por eso no uso Twitter ni todas esas cosas. No quiero que la gente conozca la verdad siempre, es lo que mantiene el misterio”, explicó.
Un misterio que alimenta la curiosidad por la vida de la londinense, madre de una hija de once años -Lila Grace- con el periodista de tendencias Jefferson Hack. Desde 2011 está casada con el roquero Jamie Hince, tras una relación tempestuosa con otro músico, el torturado y toxicómano Pete Doherty.
Actitud rock n’roll
“Kate encarnó siempre una actitud rock n’roll. Desde los novios estrellas del cine hasta su armario lleno de hallazgos retro, tiene estilo, así de simple”, comentó Katherine Ormerod, redactora de moda de la revista Grazia, que ha dedicado 17 páginas al cumpleaños de Kate Moss.
“Nuestras lectoras se identifican con su lado divertido. Sus fiestas legendarias y su indumentaria glamurosa hacen que no sea una modelo como las otras. Y además tiene un estilo inimitable, que ha mantenido constante sin seguir las tendencias”, agregó en una entrevista con la AFP.
Kate Moss fascina también a los artistas: inspiró al pintor Lucian Freud y al escultor Marc Quinn.
Hija de un camarero y de una agente de viajes, Moss creció en Croydon, un suburbio popular y sin encanto del sur de Londres, y siempre ha estado rodeada el escándalo.
Descubierta cuando tenía solo 14 años en el aeropuerto Kennedy de Nueva York, la joven de rostro pálido y silueta frágil se convirtió en estampa de la tendencia “heroína chic”, la glorificación estética de la delgadez y blancura de los adictos a esa droga.
Se la acusó de hacer apología de la anorexia cuando declaró que “nada sabe tan bien como estar delgada”.
En 2005 perdió varios contratos por la difusión de un video en que tomaba cocaína, pero pronto volvieron a llamar a su puerta.
A Cara Delevingne, de la nueva generación de modelos británicas, se la compara a menudo con Moss.
Pero “no habrá nunca una nueva Kate, del mismo modo en que no habrá nunca otra Coco Chanel o Marilyn Monroe, es única”, sostiene Katherine Ormerod.
A menos que su sucesora se encuentre en su propia familia: su hermanastra Lottie, de 16 años, acaba de firmar un contrato con la misma agencia que ella, Storm Models. AFP