A 20.000 años luz de la Tierra, todo parece indicar que está a punto de suceder uno de los fenómenos más violentos y energéticos de cuantos se producen en el Universo. Y es que allí, en el corazón mismo de nuestra propia galaxia, la estrella SBW2007 1 (más conocida como SBW1) está a punto de explotar y convertirse en supernova. abc.es
La imagen que encabeza estas líneas no deja lugar a dudas. Obtenida por el Telescopio espacial Hubble, muestra a la estrella rodeada por un anillo de su propio material, expulsado en el pasado hasta formar lo que los investigadores describen como “un ojo morado y sin párpados que mira hacia nosotros desde el espacio”.
En su origen, SBW1 tenía una masa veinte veces superior a la de nuestro Sol. Demasiado para cualquier astro, por lo que sabemos. Estas estrellas tan masivas viven muy deprisa, ya que queman ingentes cantidades de material en sus hornos nucleares, consumiendo rápidamente su combustible y muriendo muy jóvenes, todo lo contrario de la serena madurez que ostenta nuestro Sol.
Lejos para hacernos daño
En la actualidad, esta estrella condenada está rodeada por un anillo de gas color púrpura, un resto de los lejanos tiempos en que se liberó violentamente de sus capas externas. A pesar de ello, el cuerpo central de la estrella sigue siendo demasiado masivo y no resistirá su propio peso. Los científicos creen que está a punto de colapsarse sobre sí mismo, provocando una explosión gigantesca y destructora que será visible a millones de años luz de distancia. Es lo que conocemos como supernova.
Los investigadores de la NASA creen que el momento está muy cerca por el extraordinario parecido que esta estrella tiene con la famosa supernova 1987 A, que estalló precisamente el año del que obtuvo su nombre. Claro que, en la vida de una estrella, que se mide en cientos o miles de millones de años, la parabra “inminente” no tiene el mismo significado que para nosotros. Y el acontecimiento podría suceder tanto dentro de un mes como de cien años…
Ambas estrellas, 1987 A y SBW1, se mueven a velocidades parecidas, tienen el mismo brillo y están rodeadas de anillos muy similares en tamaño y antiguedad. Y si 1987 A ya ha explotado, todo hace pensar que este auténtico “gemelo” de esa estrella está a punto de hacer lo propio.
La distancia que nos separa de SBW1 garantiza nuestra seguridad cuando se produzca la catástrofe. Si una supernova estallara en las proximidades de la Tierra, digamos que a unos pocos cientos de años luz, la oleada de radiación podría ser letal para las formas de vida de nuestro planeta.
Pero no es el caso. A 20.000 años luz de nosotros, la inminente explosión de SBW1 será todo un espectáculo para los astrónomos, y les brindará la posibilidad de estudiar en directo uno de estos violentísimos acontecimientos.
Eso, por supuesto, si la estrella realmente explota en el transcurso de sus vidas…