El sueño americano cada vez se vive menos en los suburbios

El sueño americano cada vez se vive menos en los suburbios

Cuando se quedó embarazada de su primer hijo, Justine Posluszny Bello, de 30 años, optó por dejar los suburbios y se mudó a los pies del Capitolio, en el corazón de Washington, una decisión exactamente inversa a la que tomó su madre una generación antes.


Raphaëlle Picard/AFP

“Queríamos criar a nuestros hijos en un entorno urbano”, dice esta antigua residente de Falls Church, un suburbio situado a unos 20 minutos de la capital de Estados Unidos. “El factor decisivo fue el auto: odiaba tener que conducir a todas partes, quería poder caminar por la acera, encontrarme con gente en la calle, ir a pie a la escuela o al supermercado”.

Posluszny Bello, quien trabaja en la restauración de edificios antiguos, refleja una tendencia creciente en Estados Unidos, donde los adultos jóvenes de la “generación del milenio” están abandonando cada vez más las afueras, en dirección a las ciudades.

En 2011, por primera vez desde que se inventó el automóvil, el crecimiento demográfico de las zonas urbanas superó al de los suburbios.

Según cifras del censo publicadas en 2012, 27 de las 51 ciudades más grandes de Estados Unidos han visto aumentar su población un 1,1%, ligeramente superior a la tasa de sus suburbios (0,9%).

“Con el surgimiento de la clase media en los años 1950 y 1960, el sueño americano era una casa grande, dos hijos, un auto, jardín grande”, dijo Leigh Gallagher, autora de un libro que aborda el éxodo suburbano, “The End of the Suburbs: Where the American Dream is Moving” (El fin de los suburbios: adónde va el sueño americano).

“Durante años ése fue nuestro único modelo de planificación urbana, hasta muy recientemente, cuando empezó a surgir un interés por vivir en las ciudades”, agregó.

El éxodo suburbano hacia la ciudad se ha atribuido a muchos factores: el aumento del precio de la gasolina, la fatiga de los embotellamientos, la tasa de divorcios en aumento y la reciente crisis de la vivienda.

Retener a la “generación del milenio”

Frente a los cambios sociales, algunos suburbios están tratando de reinventarse a sí mismos para tratar de retener a la “generación del milenio”, que representa una valiosa fuente de ingresos fiscales.

Es el caso del condado de Montgomery, en Maryland, al noroeste de Washington. En 2011, los residentes de 20 a 34 años eran sólo el 19% de la población de este barrio acomodado, en comparación con más del 30% en Washington.

Para frenar esta tendencia, el condado creó un grupo de trabajo para evitar convertirse en una gran ciudad dormitorio.

“El condado de Montgomery se dio cuenta de que tenía que asegurar su futura salud fiscal”, dijo Heather Dlhopolsky, presidente del grupo de trabajo.

La “generación del milenio”, cuya educación le ha costado miles de millones de dólares al condado, se está mudando a lugares cercanos, como Washington, llevándose el dinero de sus impuestos a otro lado, explicó.

La razón es simple: la actividad económica de esta zona residencial es próspera, pero se detiene a las 18H00. Por tanto, hay que revitalizar la vida nocturna.

“Estos jóvenes que se marchan tienen una cosa en común”, señaló Alan Pohoryles, miembro del grupo de trabajo y dueño de un restaurante en Bethesda, uno de los suburbios estadounidenses más ricos.

“Se mudan porque quieren poder salir a pie en los barrios de moda con bares y clubes que cierran de 02H00 a 04H00 de la mañana”.

Crear “zonas de ruido”

Entre la treintena de recomendaciones de este grupo de funcionarios locales, comerciantes, planificadores urbanos y especialistas en seguridad pública, está el desarrollo de la escena musical con la creación de “zonas de ruido”, donde las bandas musicales puedan tocar después de las 23H00, o el pago a artistas callejeros.

Las propuestas son variadas, desde ensanchar las aceras, construir fuentes en lugares donde la gente pueda reunirse o hacer ciclovías.

Pero para Pohoryles, la más importante es reformar la legislación local que obliga a los restaurantes a vender la misma proporción de alimentos que de alcohol.

“Después de cenar no hay mucho más que hacer, no hay clubes para bailar, no hay discotecas. Bethesda no es un lugar para la gente que quiere vida nocturna”, dijo.

Sin embargo, para Gallagher, la sangría de habitantes de los suburbios sigue siendo modesta en Estados Unidos.

“No creo que la gente se vaya a vivir de repente a un rascacielos en la ciudad”, dijo. Lo que pasa es que ahora el sueño americano es “múltiple”, la gente quiere poder elegir.

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