Ford se unió esta semana a una serie de empresas multinacionales que expresaron su preocupación por la posibilidad de que la inestabilidad económica en Venezuela y Argentina pueda afectar sus resultados del 2014, reseña Reuters.
La alta inflación en Argentina y Venezuela, junto a la inquietud sobre el modo en que los gobiernos de ambos países busquen estabilizar sus economías, ha llevado a Ford a repensar sus pronósticos anuales para Sudamérica.
Los precios al consumidor treparon más del 50 por ciento el año pasado en Venezuela y analistas dicen que la inflación llegó al 25 por ciento en Argentina en el 2013. Esas situaciones fueron alimentadas por monedas debilitadas en ambas naciones, con su consecuente impacto en los mercados financieros globales.
El primer pronóstico financiero para este año presentado por Ford hace seis semanas apuntaba a repetir el desempeño del 2013 en Sudamérica, donde perdió 34 millones de dólares antes de impuestos, en comparación con una ganancia de 213 millones en el 2012.
Las pérdidas de Ford en Sudamérica durante el cuarto trimestre aumentaron a 126 millones de dólares.
“Desde diciembre estamos más preocupados”, dijo el martes tarde a periodistas el presidente financiero de Ford, Bob Shanks, luego de que la automotriz reportara una ganancia anual general antes de impuestos de 8.570 millones de dólares.
Shanks agregó que la empresa está posicionada para responder en “tiempo real” al escenario económico cambiante tanto en Venezuela como en Argentina.
“Creo que es un área que seguiremos observando muy de cerca”, sostuvo.
En esa tarea, Ford seguramente tendrá bastante compañía.
El presidente financiero de General Motors Co, Chuck Stevens, dijo recientemente que las operaciones de la empresa en Sudamérica registraron un segundo año rentable consecutivo en el 2013, pero que la persistente volatilidad en Argentina y Venezuela implican un riesgo financiero. Se esperan más detalles junto al anuncio de resultados de GM la semana próxima.
Además de la industria automotriz, compañías estadounidenses de productos de consumo masivo, entre ellas Colgate-Palmolive y Clorox, también podrían verse afectadas por un empeoramiento de la crisis.
El control de cambio del Gobierno argentino, que limita el acceso a los dólares, ha generado una alocada disputa por la divisa estadounidense en el mercado negro.
La tasa de cambio en el mercado ilegal es casi dos veces mayor a la oficial, indicó Guido Vildozo, analista del sector automotor en IHS en Massachusetts.
Esto llevó a la gente a vender dólares en el mercado negro y luego comprar autos a la tasa de cambio oficial, “una inversión en un bien duradero que mantendrá su valor incluso si la inflación monetaria continúa”, explicó Vildozo.
Las brechas en el mercado cambiario impulsaron ganancias a corto plazo para Ford y otros fabricantes de automóviles en el mercado argentino el año pasado, pero Shanks dijo que la compañía espera que el Gobierno introduzca cambios a largo plazo que, aunque puedan afectar las ventas de vehículos nuevos, tendrán más sentido para los consumidores y para las empresas.
El viernes pasado, el día después de que el peso argentino tuvo su mayor caída frente al dólar estadounidense en casi 12 años, el Gobierno de la presidenta Cristina Fernández dijo que flexibilizaría los controles cambiarios que había defendido largamente como esenciales.
Venezuela
La situación es aún peor en el mercado más pequeño de Venezuela, donde Shanks dijo a periodistas que “el Gobierno está tratando de manejar todos los aspectos de la economía”.
“Ustedes saben que simplemente no funciona de manera muy eficaz”, añadió.
Las nuevas ventas de vehículos en Argentina por parte de todos los fabricantes fueron de alrededor de 900.000 unidades el año pasado, en comparación con 100.000 unidades en Venezuela.
Shanks argumentó que la falta de acceso a la moneda extranjera en Venezuela ha llevado a Ford a reducir la fabricación de automóviles “porque simplemente no puede obtener las divisas que necesita para pagar por las partes que requiere adquirir para producir”.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, modificó la semana pasada el control de cambio vigente desde hace 11 años dada la presión económica en un país con la mayor tasa de inflación en América y abrumado por la escasez de alimentos y de bienes de consumo.
Sin embargo, los bonos referenciales de Venezuela cayeron a mínimos de dos años cuando los inversores advirtieron que las medidas no eran suficientes para corregir políticas que críticos dicen llevaron a un 56 por ciento de inflación el año pasado.
En tanto, Colgate-Palmolive Co tiene más del 80 por ciento de su negocio fuera de su sede en América del Norte, incluyendo un 50 por ciento en los mercados emergentes de rápido crecimiento, con América Latina representando casi el 30 por ciento de sus ventas.
El año pasado, cuando Venezuela devaluó su moneda, la compañía dijo que incurrió en una pérdida después de impuestos de cerca de 120 millones de dólares para ajustar su balance en Venezuela, lo cual Morningstar dijo que golpeó a sus ganancias de 13 centavos por acción.