Si usted pide que seleccionen entre un billete de 50 bolívares o un billete de 1 dólar, el venezolano elige el dólar, a pesar que el cambio Sicad actual sea de 4,4 dólares por cada billete de Bs. 50 o de 7,9 dólares por cada Bs. 50 a la tasa de cambio Cadivi. Y esto, estimados lectores, es hiperinflación en acción.
Según cifras del BCV, las reservas internacionales de Venezuela cerraron el 2013 en 20.892 millones de dólares, 8.995 millones de dólares menos de los registrados al cierre de 2012, lo que significó una caída del 30% en apenas un año, que precisamente inauguró Nicolás Maduro devaluando el bolívar respecto al dólar en 46,5% al fijar la nueva paridad en Bs. 6,3 por dólar de Bs. 4,3 por dólar como paridad anterior. Y ahora en 2014, vuelve a devaluar en 80% una porción importante de los bolívares, al establecer un cambio dual a 6,30 vía Cadivi y 11,30 vía Sicad.
Intuitivamente, el poseedor de bolívares se pregunta cuánto es el respaldo de esas RRII al bolívar. Para ello debemos saber cuántos bolívares tiene la economía venezolana en manos de las personas Esa cantidad los economistas la llaman Liquidez Monetaria (generalmente denominada M2) que es la cantidad de dinero que circula en la economía nacional y está constituida por monedas y billetes, cuentas corrientes, depósitos de ahorro, inversiones cedidas y depósitos a plazo, que están en poder del público, fuera del Banco Central de Venezuela, y que son utilizadas para sus transacciones comerciales y financieras.
Si dividimos las RRII entre M2 obtenemos entonces la cantidad de dólares que respalda a cada bolívar en manos del público. Veamos cómo ha evolucionado ese valor en los últimos cinco años, de enero de 2009 a diciembre de 2013.
Durante el año 2009, el respaldo en dólares al bolívar se mantuvo estable en aproximadamente en 14 centavos de dólar por bolívar. A pertir de ahí la caída ha sido vertiginosa, y hoy apenas 2 centavos de dólar respaldan a cada bolívar en circulación. En resumen, el bolívar en estos últimos 5 años ha perdido el 85% de su respaldo en dólares.
Por otro lado tenemos que la contraparte en bienes y servicios que puede comprar en Venezuela con sus bolívares. Para ello el BCV conjuntamente con el INE fabrica un indicador estadístico de precios, el Indice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) con una cesta representativa de bienes y servicios, que van desde alimentos, salud, transporte, comunicaciones, vivienda hasta hoteles y restaurantes. Los alimentos, nuestra precocupación primaria, representan más de 40% del valor del INPC. Utilizaremos la variación del Indice de Precios de Alimentos para poder comparar cuánto alimentos podía comprar un bolívar en 2009 y cuanto puede comprar a finales de 2013.
En el último lustro la erosión del poder de compra del bolívar ha sido notable. La gráfica muestra como en diciembre de 2008, Bs. 100 podían comprar Bs. 100 en alimentos. Hoy, esos mismos 100 bolívares, apenas pueden comrar Bs. 21,6 en alimentos. Hoy se necesitan 5 veces más bolívares para comprar la misma cantidad de alimentos que en diciembre de 2008. (y sin comparar la calidad de los mismos, ¡por Dios!).
Tenemos así los dos elementos que considera la intuición de cualquier persona no especialmente entrenada, para valorar la solidez del bolívar: Su respaldo en RRII y la cantidad de bienes y servicios que con ellos puede pagar. En ambos casos los resultados son desastrozos.
En Venezuela están desatadas la inflación y la estupidez económica del gobierno. En los últimos 5 años el país padece calificando entre las tres mayores inflaciones del mundo y es el líder indiscutible de la inflación en el continente. Es cierto que la inflación en Venezuela tiene un origen monetario, pero sin duda alguna se debe a errores de política económica. La vagabundería monetaria del BCV fue buscada y consolidada por el gobierno de Hugo Chávez y su sucesor.
El BCV de Nelson Merentes ha inundado la economía nacional de “bolivitas” sin respaldo. Que se mezclan con tus bolívares sudados y los degradan. Lo empequeñecen. Les restan poder de compra y respaldo en divisas. El BCV actúa como un carterista, que le mete en la noche bolívares chimbos a la cartera del pueblo. Entonces necesitamos más para comprar menos.
¿Qué marca el límite entre una “inflación ordinaria” y una “hiperinflación”? Resulta verdaderamente ocioso hablar de cifras. Existe hiperinflación cuando la gente pierde la confianza en la moneda. En esta caso en el bolívar.
Contrario a la mayoría, para mi el caso “Daka” fue la más contundente demostración de la llegada de la hiperinflación al país. A pesar de las innumerables promesas del gobierno de que esos productos volverían, la gente se volcó a “quemar” los bolívares que tuviesen con tal de cambiarlos por electrodomésticos. Con la tenacidad del que sabe lo que hace, soportaron larguísimas colas durante días, para que, luego de dos meses y medio, haber tenido la razón: Esos productos no volverán y si acaso no a esos precios.
La estupidez económica de los comunistas ha ido encadenando errores políticos uno detras de otro. Destaco unos pocos
- El control de cambios, con un severo impacto en las inversiones extranjeras directas y en el comercio internacional exportador.
- El financiamiento inorgánico del déficit fiscal, irresponsables ambos.
- El control de precios, con rezagos ante la galopante inflación, deprimió la competencia, la oferta de bienes y servicios y desató la escasez.
- La confiscación y expropiación de empresas exprotadoras y generadoras de divisas.
- El desconocimiento de los contratos de asociación petrolera, la confiscación de equipos de contratistas, el atraso en el pago de las acreencias, la corrupción en las compras y en asignación de contratos, ha llevado a una pérdida de importante capacidad de producción petrolera.
- El manejo oscuro, casi secreto, del flujo de divisas petroleras al BCV.
- Siete devaluaciones en los últimos diez años.
Cuando el pueblo prefiere atesorar aceite comestible, latas de atún, margarina, desodorantes en vez de ahorrar los bolívares en un banco, estamos ya en hiperinflación. Se deshacen del bolívar porque saben que mañana valdrá menos. Sobre todo cuando sus ingresos también van atados a esa moneda. No como el gobierno, que gran parte de sus ingresos son en dólares.
La hiperinfación es hechura única y exclusiva de los errores del gobierno. Es “cortesía” de la revolución. Cosa que se veía venir, pero que nadie agradece. En su labor de acabar con el bolívar, el pueblo si le cree al gobierno.
David Morán Bohórquez es Ingeniero Industrial UCAB. Postgrado en Finanzas Internacionales en Georgetown University.
@morandavid