Andrés y Marco son dos liceístas de San Antonio del Táchira que dejaron de jugar videojuegos para hacer dinero.
Usan camisa azul y se jubilan de las clases en el liceo “Manuel Díaz Rodríguez”, para llevar productos a la ciudad colombiana de Cúcuta todos los días a las 03:00 pm: “Mire, en el morral llevamos dos potes de leche, cuatro cremas dentales y cuatro jabones, por eso nos ganamos 2.000 bolos”, explican con sorpresa.
A veces han pensado en dejar el bachillerato y ponerse a viajar todos los días. “Todo el mundo lo hace y nosotros empezamos por casualidad, pero ahora ya no tenemos tiempo ni pa’ jugar Playstation. Si no viajamos a Colombia, vendemos cupos de filas a 100 o 150 bolos”, explica Marco, riendo.
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