La paradoja la muestran hogares sin agua, pero con dotación total de electrodomésticos. El Tiempo
El 5 de noviembre de 1999 el presidente Hugo Chávez declaró que esperaba celebrar el bicentenario de la independencia de la República, por celebrarse el 19 de abril del 2010, “con una Venezuela cambiada por los cuatro costados en la que no habrá gente pobre, ni gente sin vivienda, ni desempleados”.
El 17 de octubre del 2013, el presidente Nicolás Maduro escribió en su cuenta de la red social Twitter que “nuestra meta luego de los avances sociales de la revolución es pobreza cero para el 2019, a pesar del saboteo burgués”. En conclusión: Chávez murió, pero la pobreza sigue viva.
En la instalación de la Conferencia Nacional de Paz el miércoles 26 de febrero en el palacio de Miraflores, Lorenzo Mendoza, presidente ejecutivo de Empresas Polar, la corporación más importante del país, metió el dedo en la llaga del proceso chavista.
“Reconozco abiertamente que el venezolano durante los últimos años ha tenido una movilidad de ingresos muy importante, sobre todo hasta el 2010, lo que hizo que las clases más vulnerables tuvieran mayores posibilidades para mejorar su nivel de consumo, pero no ha habido movilidad social. La movilidad social ocurre cuando la gente tiene una mejor educación, mejores sistemas de salud, mejor infraestructura, mejores viviendas”, señaló Mendoza, cuya familia ha levantado una de las mayores fortunas de América Latina produciendo y vendiendo principalmente harina para hacer arepas.