1. Reducir el consumo de grasas saturadas: se encuentran en los productos animales y en algunas vegetales (coco y palma). La fuente más conocida son la leche y sus derivados como nata, quesos curados o mantequilla. Telecinco
2. No a las grasas trans añadidas: se encuentran de forma natural en la carne y la leche pero las perjudiciales son las procedentes de la hidrogenación que convierte los aceites líquidos en sólidos.
3. Consumir productos con etiquetado: el uso de los aceites vegetales hidrogenados está muy extendido en la industria de la repostería, es mejor optar por productos envasados cuyo etiquetado advierte de la presencia de estas grasas en su preparación.
4. Controlar y conocer el colesterol dietético: el colesterol es clave para el buen funcionamiento del organismo, se encuentra en las membranas de las células y forma parte de hormonas y vitaminas. Dos terceras partes del colesterol en sangre lo fabrica el organismo y el resto procede de la dieta. Además no todo el colesterol de la dieta se absorbe, un 50% pasa a la sangre y el otro 50% se expulsa en las heces. El colesterol dietético tiene su principal origen en todos los productos animales y sólo en algunos vegetales.
5. Cuidado con los reclamos ‘sin colesterol’ y ‘con grasas vegetales’: Rubio alerta de algunas prácticas en la industria alimentaria que con el objetivo de aumentar las ventas han puesto llamadas de atención en el envasado que dan lugar a error entre los consumidores.
6. Aceites tropicales: el uso de aceites de palma, palmiste o coco se ha extendido sobre todo en la bollería industrial pero sus efectos perjudiciales sobre el colesterol en sangre las ha hecho objeto de atención entre las autoridades sanitarias y en la actualidad el etiquetado de los productos indica su presencia.
7. Lo ‘vegetal’ no es sinónimo de más saludable: el caso más destacable es el de la mantequilla y las margarinas, las primeras tienen un origen animal y aportan grasas saturadas frente a las segundas que en muchos casos incluyen gran cantidad de grasas trans procedentes de la hidrogenación de aceites vegetales.
8. El poder de los antioxidantes: muchos de los alimentos que no suben y bajan el colesterol son ricos en antioxidantes, es el caso del aceite de oliva, el de girasol, los frutos secos o el vino. Son alimentos que contrarrestan los posibles efectos de un exceso de colesterol en sangre al evitar que éste se oxide y se ‘pegue’ a las arterias protegiendo de este modo al organismo.
9. El secreto ‘a voces’ de los fitoesteroles: se denominan también esteroles vegetales y es el colesterol de las plantas que el organismo humano prácticamente no absorbe. Está presente en aceites como el de maíz.
10. Los genes predisponen: los niveles de colesterol en el organismo están muy condicionados por la herencia genética y existen unos valores medios propios de cada persona sobre los que hay que actuar. Los niveles de colesterol bueno, el que ayuda a eliminar el malo del organismo, se consideran difíciles de modular. Existen alimentos que sí ayudan a mantener los niveles de este colesterol saludable aunque no los suben, es el caso de frutos secos como las nueces o aceites como el de oliva. Sí existen factores, sin embargo, que inciden en la existencia de bajos niveles de colesterol bueno como la obesidad, el tabaquismo o la vida sedentaria que pueden ser modificables y que afectan a la salud en general.
11. Así sí salen las cuentas: grasas saturadas – Grasas trans – Colesterol dietético + fitoesteroles + antioxidantes + ejercicio = Salud Cardiovascular 10.