Venezuela ha impuesto este viernes, de nuevo, su ascendencia en la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre los países afines al ALBA y los indispensables estados caribeños y ha logrado silenciar el discurso de la diputada opositora María Corina Machado ante su Consejo Permanente al forzar, con sus votos, que la sesión se celebre a puerta cerrada. Con esta maniobra, el oficialismo venezolano trata de desvirtuar la legitimación de la disidencia al Gobierno del presidente Nicolás Maduro ante la institución e impedir que la reunión se convierta en un altavoz de las denuncias contra el chavismo de la venezolana.
“Esta es la misma censura, es la censura que nos ha impuesto un régimen en Venezuela y que su brazo censurador llega hasta aquí”, ha señalado Machado a la prensa antes de que se iniciara la reunión, cuando ya parecía inminente que Venezuela iba a lograr que la sesión fuera privada, algo que consiguió aglutinando 22 votos a favor (bloque del Alba y afines –Brasil, Argentina y Uruguay-, 10 en contra y una abstención. La intervención de la diputada, que tras la encarcelación de Leopoldo López se ha erigido en la líder moral de la oposición venezolana, únicamente podrá ser escuchada de manera inmediata por los Estados miembros, al no estar la prensa ni ofrecerse a través del streaming de la OEA, sin embargo, el discurso de Machado, realmente, no va a ir dirigido a unos países que han dado la espalda a la disidencia, a través de la propia OEA y de otros organismos regionales como Mercosur y Unasur, sino a los ciudadanos latinoamericanos.
De acuerdo con lo que sugirió este jueves durante una conferencia en el CSIS, Machado tiene previsto apelar al “apoyo y la confianza” que le han demostrado los ciudadanos venezolanos y del resto del continente para poner en evidencia la indiferencia de sus gobernantes ante la “represión y tortura propias de un Estado policial” ejercidas por las autoridades chavistas. Para Machado, en su país no sólo está en juego la democracia de Venezuela sino la de todo el hemisferio. “No es un tema de confianza en la OEA, tenemos confianza en los latinoamericanos, en los pueblos de las Américas que son los que, finalmente, le harán saber a sus Gobiernos que deben acompañarnos en el afianzamiento de la democracia en la región”, advirtió.
Venezuela ya consiguió imponer la inusual modalidad de sesión privada –a priori, las reuniones del Consejo Permanente son públicas- durante el debate, hace dos semanas, para abordar la posición de la OEA ante la crisis en ese país. Entonces, los Estados miembros aprobaron, con la sola oposición de EE UU, Canadá y Panamá, una decepcionante declaración que apoyaba de manera velada la labor de Maduro a la hora de lidiar con las protestas, eludía una mención expresa a la oposición y legitimaba el foro de diálogo impulsado por el Gobierno y repudiado por la disidencia.
Esa resolución y la aceptación de la visita de cancilleres a Caracas propuesta por Unasur a la que se aferraron estos días varios estados miembros para impedir, sin éxito, la presencia de Machado en el Consejo Permanente. solicitada por Panamá. Pese a lograr acallar a la diputada, Venezuela contempla todavía más estrategias para difuminar todavía más el impacto del discurso de la opositora. Se da por hecho, que el rodillo de sus votos consiga que no se debata el primer punto del orden del día que tiene previsto discutir la situación en Venezuela y donde Panamá pensaba otorgar la palabra a Machado.
Cabe la posibilidad de que Panamá le permita hablar durante el punto del día que trata sobre la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. Si lo hace, los mismos países que han votado por que la sesión sea privada es muy probable que abandonaran la sala. Una medida que también llevarían a cabo si el embajador panameño espera al turno de Otros asuntos, al final del Consejo, un desplante que, hace poco, se repitió con ocasión de la visita del expresdiente de Paraguay, Federico Franco.
Machado, sin embargo, no abandonará la sede de la OEA sin pronunciar un discurso en el que, por las declaraciones de este jueves, apelará a la Carta Democrática Interamericana. “Cualquier persona que objetivamente analice la situación en mi país se da cuenta de que la Carta Democrática está siendo violada por Venezuela y por los demás países al no activarla, al no respetarla y defenderla como es su compromiso”, ha advertido la diputada. Sin embargo, ni el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, ni siquiera Panamá, EE UU o Canadá, los tres países más críticos con la vulneración de las libertades civiles por parte del Gobierno de Maduro, consideran que se den los requisitos -el derribamiento o derrocamiento por la fuerza de un gobierno democráticamente constituido, la ruptura del orden democrático y la alteración del orden constitucional que afecta gravemente el orden democrático- para invocar un instrumento que contempla la suspensión de un país de la OEA.
En público o privado, Machado ha tenido la oportunidad, este viernes, no sólo de invocar ante la organización “una versión distinta de la del régimen, la versión del pueblo”, como ella misma afirma, sino de dar visibilidad internacional a una versión de la embrollada realidad que se vive en Venezuela. Un gesto que, para la diputada, tiene más transcendencia que el efecto movilizador que pueda provocar entre los miembros de la OEA, de cuya efectividad duda, y que, una vez más, ha evidenciado la fractura que reina en su seno y de su incapacidad para influir en la resolución de un conflicto que ya se ha cobrado más de 30 muertos.