Lapatilla
Tiempos difíciles, más bien, días aciagos. No sólo se ha hecho “uso desproporcionado de la fuerza” cuando se ha reprimido brutalmente la protesta estudiantil y ciudadana. La actuación de la Guardia y la Policía Nacional, así como la de los grupos paramilitares auspiciados y amparados por el gobierno, no tiene precedentes en la era contemporánea venezolana, así lo demuestran los más diversos testimonios incluyendo la gran cantidad de audiovisuales que circula por las redes sociales.
El lamentable saldo de más de treinta muertos, millar y medio de presos y decenas de torturados evidencian la gravedad de la situación que confrontamos. El mal llamado “socialismo del siglo XXI” nos ha mostrado el rostro que ha caracterizado a los regímenes stalinistas en buena parte del siglo XX. Las demostraciones cotidianas de violación de los derechos humanos, el empleo del aparato judicial para perseguir a la disidencia no son acciones propias de los gobiernos democráticos. Los procesos contra Ceballos, Alcalde de San Cristóbal y Scarano, de San Diego, constituyen verdaderas aberraciones, al igual que las constantes amenazas contra otros alcaldes de la oposición democrática.
Mientras tanto Nicolás Maduro, en sus repetitivos y gastados discursos, pretende justificar lo injustificable, habla de la “guerra económica”, del “golpe de Estado”, de la “conspiración imperialista” y evade dar respuesta a la crisis política, social y económica que confrontamos. Cuando pregona el diálogo y la Paz se contradice al insultar, denigrar y perseguir a los posibles interlocutores, mientras en la calle desata una represión feroz. La inmensa distancia entre la palabra y los hechos es una constante.
Los otros voceros del gobierno mantienen esa tónica en su comparecencia ante los medios de comunicación. Un ejemplo lo constituye el mensaje enviado, a través de una cuenta tuiter, por el Ministro de Alimentación Félix Osorio, donde éste señaló: “aquí se hace cola por todo, para el cine, los conciertos, las farmacias y esas no las critican… se quejan de las colas para comprar comida, eso sí”. ¡No se le pudo ocurrir mejor comparación! ¡Que manera tan original de justificar la escasez y la irresponsabilidad del gobierno en un aspecto clave de su política económica!
En Maracaibo el Vicepresidente Arreaza afirmó, para justificar el atropello a los Alcaldes, que la elección popular no implica impunidad. Las funciones de control del orden público no están contempladas en sus atribuciones, las policías municipales además no cuentan con el entrenamiento, la preparación y el equipamiento para cumplir esas funciones. En todo caso la impunidad no es válida en ningún caso ni de funcionario electo o designado desde el Presidente de la República hacia abajo. El gobierno no tiene el menor escrúpulo al evidenciar su control sobre el resto de los poderes, en los hechos recientes ni siquiera ha guardado las apariencias. En algunos aspectos formales el discurso marcha por un lado y los hechos por otros. Entre tanto algunos duermen como bebes.
Luis Manuel Esculpi