El Papa Francisco está dispuesto a sacrificar parte del valioso tiempo de su número dos, Pietro Parolin, en una mediación en Venezuela, pero el Vaticano no ve que ninguna de las dos partes en conflicto esté verdaderamente interesada en mediaciones ni negociaciones. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, que dio su visto bueno a la entrada del secretario de Estado del Vaticano Pietro Parolin como «testigo» del proceso negociador, ni siquiera ha contactado con la nunciatura, publica abc.es.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, confirmó que tanto el Vaticano «como el cardenal secretario de Estado Parolin, que conoce bien y ama Venezuela por haber sido nuncio en ese país», están «dispuestos y deseosos» de hacer lo posible para favorecer la paz. Pero, por desgracia, el panorama no está claro, y «es necesario verificar mejor cuáles son las expectativas y las bases para jugar un papel útil».
Hasta ahora, la única realidad es que Maduro se ha manifestado dispuesto a que participen como «testigos» de posibles negociaciones con la oposición tanto los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) como el del Vaticano. Pero lo comentó con gran escepticismo: «Que venga el canciller del Vaticano, que fue embajador aquí. Que venga pues. Pobrecito, le van a hacer perder el tiempo. Estoy de acuerdo. ¿Quieren que venga? Que venga».
La oposición, muy fragmentada, tampoco parece demasiado interesada ni en dialogar con un Gobierno que dispara sobre los manifestantes ni en una mediación del Vaticano. El Papa Francisco recibió a Nicolás Maduro el pasado 17 de junio, y le aconsejó en privado resolver la crisis política mediante el diálogo. También recibió por aquellas fechas a representantes de la oposición y les aconsejó lo mismo. Por desgracia, la situación ha ido empeorando y ahora resulta más trágica cada día.
Giordano, el hombre clave
El «hombre de punta» del Vaticano en los esfuerzos por evitar una catástrofe es el nuncio en Caracas, Aldo Giordano, un diplomático experto en resolución de conflictos, pero que no puede obligar a las partes a negociar si ninguna de ellas quiere. El Vaticano recibe también información continua del cardenal arzobispo de Caracas, Jorge Urosa, quien pide diálogo con todas sus fuerzas y ha informado discretamente del peligro de golpe militar o de guerra civil. Urosa advierte de que la violencia del Gobierno chavista está hundiendo al país. Aunque el Palacio de Miraflores la niega de forma descarada, el arzobispo de Caracas ha dejado clara la responsabilidad de «funcionarios de los organismos de seguridad» en las muertes de manifestantes.
Pero, al mismo tiempo, el cardenal advierte de que el vandalismo y las barricadas tampoco bastan para resolver el problema. Demasiadas veces los grupos de oposición no exhortan a la paz sino a la violencia, se coordinan poco entre sí y no trazan objetivos comunes. Mientras las dos partes no le pidan que medie, el Vaticano poco puede aportar, salvo llamar a la calma, como ha hecho el Papa varias veces.