Ciertamente, en sus propios hogares, el pueblo sufrela entrada criminal de la represión y desmanes de grupos armados, financiados con dineros públicos y protegidos por la GNB, la PNB y las policías regionales.Allí, frente a sus ojos los venezolanos ven como a sus hijos los apresan, hieren o asesinan. Así es como las fuerzas represivas, de Nicolás Maduro,alteran sus existencias, invadensus domicilios, destruyen bienes y violan sus derechos.Esto, por el paulatino crecimiento de la intolerancia y la saña con que arrecian losataques oficialistas, pudieran llegar alos excesos de las cruzadas de la “Santa Inquisición”del siglo XII, que exterminó a los cátaros de Occitana, a las purgas que comandó Stalin sobre la URSS, o a las criminales acciones de los Jemeres Rojos dirigidas por el dictador Pol Po sobre Camboya.
Los venezolanos saben, que muchas de las avanzadas de jóvenes que fueron a Cuba, recibieron adiestramiento para reprimir a la oposición. Ahora, otros tantos son contratados y equipados con armas blancas y de fuego para cumplir con mandatos inconstitucionales. Desde luego, las denuncias jamás serán escuchadas y atendidas, porque el gobierno monopoliza al poder,sometiendo y enajenando a los poderes Públicos. Así, su represión es sistemática, intencionada y consciente. Seguro de sentirse respaldado,niega su protagonismo represivoy, esto lo hace, sin escrúpulos yde manera desvergonzada. Por ello, miente sobre la verdad desu represión criminal y oculta la crisis político-económica detrás del conflicto, que empezó, al disparar contra los manifestantes el pasado 12 de febrero.
Esta revolución engaña,porque da a la mentira aspecto de verdad, e induce a lagentea creer y tener por cierto lo que no es, para dividir al país y enfrentar a pueblo contra pueblo. Y cree, ganarlas todas, porque tiene el monopolio de las armas y sabe que el pueblo está desarmado. Para ello centraliza a los medios de comunicación, tal como lo dicta la cartilla marxista. Por eso ha cerrado, expropiadoy compradoa estaciones de radio yde televisión privadas. Su guerra mediática es unívoca y unilateral. Porque, literalmente capitaliza y monopolizaa la información, con la petrochequera del chantaje y el soborno. Este es el brazo perverso,que manipula y controla al pueblo a su antojo y anestesia a las consciencias de algunas instituciones internacionales, como la OEA. Así es como impideel desarrollo de opiniones y actuaciones libres. Si la gente,exige respeto a sus derechos constitucionales y seguridad alimentaria, la revolución les responde con represión.Pero esta bota represiva, jamás podrá aniquilar la lucha por las libertades democráticasy las exigencias de respeto de los DDHH del pueblo venezolano.
Víctor Vielma Molina/Educador/victormvielmam@gmail.com