El documento de la Conferencia Episcopal Venezolana merece la atención de todos los venezolanos. No importa si son demócratas o si, por cualquier circunstancia, giran alrededor del estado-gobierno dirigido por Maduro, Cabello y Ramírez. Recomiendo encarecidamente su lectura. Se trata de una pieza impecable, tanto en el fondo como en la forma. Se refiere a los hechos que enfrentamos a diario, ofrece su diagnóstico sobre la situación y termina arribando a conclusiones que de ser tomadas en cuenta, podrían poner punto final al momento agónico que vive la nación.
Algunos de los integrantes de la CEV han declarado explicando los alcances de la posición eclesiástica. Además de la lectura pública del documento, Monseñor Diego Padrón, presidente de la institución y Arzobispo de Cumaná, concedió una interesantísima entrevista a Juan Francisco Alonso, publicada en El Universal del pasado domingo. Entre otras cosas analiza lo del diálogo y lo de la mediación, estableciendo claros significados y consecuencias a cada acción. Da mucho valor a las palabras y no teme represalias del régimen por hablar de la situación límite que vivimos sin renunciar a la verdad. Subrayo una frase: “…es verdad que por decir la verdad corremos el riesgo de ser excluidos. Pero también es cierto que la verdad se debe decir sin importar el riesgo”.
Venezuela llegó a una situación límite. Insostenible en lo político, en lo económico, en lo social y hasta en lo militar. El disimulo y la mentira se agotan. La ola de represión, de violencia y de desconocimiento al ordenamiento jurídico están a la vista de propios y extraños. Los pueblos también tienen derecho a la legítima defensa de su existencia. Hasta la Constitución le da soporte a cuanto tenga que hacerse. Puede el país tener la seguridad de que no habrá salto en el vacío. Con las universidades autónomas y privadas independientes, esta nación saldrá adelante. No tengo la menor duda.
oalvarezpaz@gmail.com Lunes, 7 de abril de 2014