El escritor colombiano Gabriel García Márquez, fiel a una de sus más célebres frases: “después de escribir, lo mío es el cine”, deja en Cuba uno de sus más importantes proyectos realizados, la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV).
En 1985 García Márquez dio vida en La Habana a la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL) con la misión fundamental de “unificar” el nuevo cine latinoamericano y su “fomento”, según explicó entonces en una de las escasas entrevistas que solía conceder.
“Es obvio que una Fundación no puede inventar un movimiento cinematográfico como lo es el del nuevo cine latinoamericano. Lo que pasa es que nosotros nos hemos dado cuenta de una cosa que es evidente. Y es que existe. Es una explosión de un cine nuevo” y “lo que estamos tratando es de impulsarlo, de introducir ese movimiento en el mercado”, dijo a la revista cubana “Bohemia”.
La FNCL ha sido la entidad patrocinadora del centro bautizado como la “Escuela de Tres Mundos” en su acta de nacimiento en diciembre de 1986.
La escuela, su proyecto académico principal, está destinado a formar profesionales del cine, la televisión y otros medios audiovisuales.
Gabo dijo en una ocasión que su trabajo personal como presidente de la Fundación había sido “más de organización, más de pasar el sombrero, de conseguir cosas difíciles de conseguir”.
A los fondos facilitados por la Fundación se unieron los donativos de personalidades, instituciones y gobiernos como el de Cuba que construyó la sede de la escuela en San Antonio de los Baños, a unos 37 kilómetros al oeste de La Habana.
A la colaboración de organismos e instituciones internacionales como la UNESCO, la Sociedad General de Autores de España y la Agencia Española de Cooperación a lo largo de estos años se han sumado las aportaciones de equipamiento técnico y profesores.
La Escuela fue planeada por “diez cabezas” que, según García Márquez, la concibieron “atípica”, “no burocrática, práctica y no teórica” y su primer curso abrió con una matrícula de 260 alumnos de 25 países y un claustro de 130 profesores.
Su primer director fue el cineasta argentino Fernando Birri, quien la comparó con “una fábrica, un laboratorio y un parque de atracciones del ojo y la oreja”.
Pero García Márquez, alguna vez reveló en un artículo periodístico que antes de entregarse a la escritura de la novelas que le hicieron famoso, se fue a Roma con la ilusión de “aprender la magia secreta” del guionista italiano Cesare Zavattini (1902-1989), a quien consideraba junto a Vittorio de Sicca, “las dos mayores estrellas del neorrealismo”.
Quizás esa experiencia fue la que lo llevó a reconocer al guión de una película como “la prueba de fuego de la letra escrita” y ese recuerdo lo llevó a impartir en la Escuela de San Antonio de los Baños el taller que tituló “Cómo contar un cuento”.
Durante dos semanas, el autor de “Cien años de soledad” y “El amor en los tiempos del cólera” fue el profesor de un selecto grupo de estudiantes con los que elaboraba la estructura dramática, discutía la idea, trabajaba la sinopsis, el argumento y los personajes de sus proyectos de guiones.
Hasta el año 2009, el novelista mantuvo ese espacio en las aulas del centro docente por el que han pasado personalidades del cine como los estadounidenses Francis Ford Coppola, Robert Redford, George Lucas, el francés Constantin Costa Gavras, el húngaro Istvan Szabo y el bosnio Emir Kusturica, entre otros.
Este año, la EICTV cumple 25 años con un registro de 744 graduados, los 38 de este verano procedentes de 18 países de Asia, África y América Latina, especializados en dirección, documental, guión, edición fotografía, sonido y producción.
Es la graduación número veinte, fruto de un proyecto que según sus promotores ha consolidado la formación de jóvenes cineastas procedentes de Brasil, Nicaragua, Chile, Venezuela, Panamá, República Dominicana, Argentina, Portugal, España, Reino Unido, Italia y Francia, entre otros países.
En una de esas graduaciones a la que asistió, García Márquez manifestó “satisfacción” porque “la inmensa mayoría de los que han salido de la Escuela están trabajando en cine o televisión, no son desertores, no han renunciado, de manera que algo les hemos inculcado”.
EFE