A principios de 2009, el colombiano Andrés Barreto (27 años) quería crear una plataforma para impulsar buenas ideas de jóvenes latinoamericanos. A esa altura, ya tenía la experiencia de haber creado, con sólo 18 años, el exitoso sitio de música por streaming Grooveshark . Pero le faltaba conocer en terreno el “ecosistema emprendedor”. Entonces decidió dejar su residencia en Estados Unidos, donde estaba instalado con su familia, buscó en el mapa un lugar en América del Sur donde radicarse un tiempo y eligió un programa de intercambio para seguir su carrera de Ciencias Políticas.
Así fue como terminó instalado un semestre en Chile, en el barrio Bellavista, desde donde caminaba todos los días hasta la sede de calle República de la Universidad Andrés Bello. En Santiago y entre medio de las clases, buscó a jóvenes con buenas ideas y lanzó Pulso Social, un medio digital para dar a conocer a los nuevos emprendedores digitales latinoamericanos. “En ese tiempo en Chile había muy poco”, recuerda y menciona a las startups Needish y Betazeta como algunos referentes de esa época.
Hoy el panorama a nivel local tiene bastante más que mostrar, especialmente desde que en 2010 se creó Start-Up Chile, un programa impulsado por Corfo y que apoya a emprendedores jóvenes para convertir al país en un polo de innovación en Latinoamérica.
Por esa razón, Barreto está alentando e incluso invirtiendo en algunas de estas iniciativas y estuvo recientemente aquí para el lanzamiento de la plataforma Binnario, un proyecto realizado por la consultora en innovación Innspiral y Corfo, que unirá a startups mundiales con grandes empresas locales.
La propia necesidad
La música ha sido importante en su biografía. De hecho, la clase de salsa fue la única que aprobó mientras estudiaba ingeniería en la Universidad de Florida (Estados Unidos). Cuando salió del colegio su plan era graduarse en ingeniería, ser reclutado por una empresa tipo Google y luego armar su propio negocio. Pero le bastó un semestre para darse cuenta de que por ese camino no iba a cumplir sus sueños: le fue mal en Química, Cálculo y Computación. “Sí, soy un emprendedor y me fue mal en Computación”, dice.
La clase no era lo que él esperaba. Le pedían trabajos en Excel o Word y él quería aprender a programar. Entonces recurrió a blogs especializados y Wikipedia, descubrió cómo hacerlo y empezó a darle rienda suelta a su espíritu innovador.
Hoy tiene una visión bastante crítica con respecto a lo que ofrecen las instituciones académicas: “Con la experiencia que tuve en Colombia y en Estados Unidos, creo que la educación te enseña muy bien a seguir instrucciones, pero no te entrena para aprender solo, trabajar en equipo o resolver problemas, que es como funciona el mundo real. En eso sí me ha ido bien”, dice.
La angustia provocada por su desastre académico fue el motor para su primer emprendimiento: un sitio donde los estudiantes podían subir tareas, notas, apuntes y clases para ayudarse entre ellos y avanzar en la carrera. “Lo hice para que mis compañeros me ayudaran a estudiar”, explica.
La plataforma fue un éxito, pero no le sirvió para lograr aprobar los ramos y finalmente abandonó la carrera. Sin embargo, esa experiencia le sirvió para darse cuenta de que para crear algo atractivo había que buscar soluciones para problemas específicos y personales.
A partir de entonces se puso a crear empresas basadas en sus preocupaciones. La más conocida nació en esa misma época a partir de otra de sus “necesidades”: mientras cursaba el ramo de Etnomusicología, el estudio de culturas a través de la música, necesitaba escuchar ritmos como la santería en Cuba, el gypsy de Europa del Este o la música folclórica latinoamericana, géneros que no estaban ni en tiendas virtuales como iTunes ni sitios de descarga como Kazaa.
“En vez de quejarme, diseñé una solución para escuchar la música de todo el mundo”, plantea Barreto. El resultado fue el portal Grooveshark, sitio en que los usuarios pueden buscar y subir música online de forma libre y gratuita. La presencia de Apple o Amazon en el mercado de la música no lo intimidaron ni a él ni a los dos amigos con los que fundó el sitio. “La amenaza más grande para un emprendedor no es una empresa gigante como esas, sino la existencia de otro emprendedor que tenga más ambición que tú y que lo pueda hacer mejor y más rápido”, dice.
Grooveshark se estrenó en 2007 y actualmente tiene alrededor de 30 millones de usuarios en todo el mundo y un catálogo de más de 15 millones de canciones. Según Barreto, esa es justamente la ventaja frente a sus más conocido “rival”: Spotify. La música de Grooveshark es un aporte de la propia comunidad, lo que para él garantiza más música y versiones más difíciles de encontrar.
Para leer la entrevista completa entre aquí