Cuatro tripulantes más del ferry que se hundió el miércoles en Corea del Sur fueron detenidos el lunes, luego de que la presidenta surcoreana criticara con virulencia la actitud del capitán y sus oficiales durante el naufragio que causó 59 muertos y 243 desaparecidos.
“Los actos del capitán y de ciertos miembros de la tripulación son totalmente incomprensibles, inaceptables y equivalen a un homicidio”, declaró la presidenta Park Geun-hye.
“No sólo yo, todos los surcoreanos tenemos el corazón roto, bajo la conmoción, y henchido de cólera”, agregó la presidenta.
Este lunes continuaban la operaciones de rescate de las decenas de cuerpos presentes en el interior del ferry, al cual los buzos tardaron en introducirse debido a la violencia de las corrientes y a una visibilidad casi nula.
Hasta ahora, 24 cuerpos fueron extraídos del barco.
El lunes la policía detuvo a tres oficiales y un mecánico para ser interrogados sobre las circunstancias del drama.
El sábado habían sido detenidos el capitán, Lee Joon-seok, y dos miembros de la tripulación, uno de ellos un oficial subalterno con poca experiencia que iba a timón en el momento del accidente.
Todos son acusados de negligencia, fallos en la seguridad de los pasajeros y violación del código marítimo.
La transcripción publicada el domingo de las comunicaciones con las autoridades marítimas muestran a una tripulación aterrorizada, incapaz de tomar una decisión cuando el “Sewol”, inmovilizado tras un choque, se estaba hundiendo.
Las autoridades ordenan a la tripulación que se asegure de que todos llevan un chaleco salvavidas, mientras que a bordo la tripulación pregunta con angustia creciente cuándo van a llegar los barcos de auxilio.
“Que se pongan por lo menos un salvavidas para que puedan flotar. ¡Enseguida!”, grita un responsable desde tierra.
Cada vez se hace más evidente que el capitán del barco, Lee Joon-seok, de 59 años y muchos de experiencia, retrasó demasiado la evacuación del ferry y luego abandonó a su suerte a los pasajeros cuando dejó el barco cuando cientos de personas seguían atrapados a bordo, estimó la presidenta.
“Esto supera completamente la imaginación, desde un punto de vista legal y moral”, declaró Park.
La investigación examinará todas las partes implicadas, desde los inspectores encargados de la seguridad hasta la tripulación pasando por los dueños del ferry, precisó.
Con el ferry inmovilizado, los pasajeros recibieron la orden de no moverse de sus asientos durante más de 40 minutos, según los testimonios de los supervivientes.
Cuando el transbordador comenzó a escorarse e irse a pique, ya era demasiado tarde para salir del barco, los pasajeros no lograban trepar a lo largo de los corredores deslizantes, inclinados, mientras entraba el agua.
“Unos minutos preciosos perdidos tontamente”, escribe en primer plana este lunes le diario Dong-A Ilbo.
Para reconstituir los acontecimientos, los investigadores recuperan cientos de mensajes enviados por los pasajeros -en su mayoría adolescentes-, sobre todo vía Kakao Talk, servicios de mensajería instantánea muy popular en Corea.
Uno de esos mensajes conocido poco después de la catástrofe lo mandó una muchacha a su padre, identificado con le nombre de Shin.
“Papá, no te preocupes. Llevo el chaleco salvavidas y estoy con las otras chicas. Estamos en el barco, en el corredor”, decía el mensaje.
Su padre le ordena salir como sea pero es demasiado tarde. “Papá, no puedo. El barco se inclina demasiado. El pasillo está lleno de gente”, dice ella en su último mensaje.
Las familias de los fallecidos y desaparecidos critican agriamente la reacción del Gobierno y autoridades después del naufragio, estiman sobre todo que los socorristas tardaron demasiado en introducirse en el ferry, enteramente sumergido.
La propia presidenta tuvo que hacer frente a la exasperación y cólera de las familias de los desaparecidos, en un tenso encuentro que tuvo lugar la semana pasada en Jindo, isla vecina del lugar del accidente, ahora cuartel general de las operaciones de rescate y de apoyo a las familias.
“Pensamos que muchos se encuentran en el tercer y cuarto puentes, donde estaban situados los camarotes, y nos vamos a concentrar en esa zona”, indicó un portavoz de los guardacostas.
Los cuerpos, envueltos en lienzo blancos, son desembarcados en el pequeño puerto de Jindo, donde se escuchan los llantos y gritos de las familias, antes de ser conducidos a una tienda para ser identificados. AFP