El Régimen ha detenido a más de 2.500 jóvenes y estudiantes, ha torturado física y sicológicamente a cientos de ellos, y la mayoría de los 42 muertos, han sido por las armas de la dictadura. Además, como siempre, ha convertido el encarcelamiento masivo en fuente de ingresos tras bastidores.
Los estudiantes han puesto sobre la mesa valor humano y una clara voluntad de exigir cambios reales, profundos, y sobre todo, con carácter inclusivo. Dieron además un paso político importante: la creación de la Junta Patriótica Estudiantil y Popular (@jpep2014). Y desde esa plataforma, y producto de sus discusiones, han puesto condiciones para asistir a un “diálogo” sincero.
La otra plataforma, muy oxidada desde el 14A, se sentó sin poner condiciones. Pero como se trata de personajes con olfato político, ahora empiezan a decir que “diálogo sin amnistía” no es diálogo. Entre estos personajes tenemos dos voceros que botaron la bola sin darse cuenta. Ramón Guillermo cuando descalificó al FORO PENAL, y el Sr. Ramos Allup, cuando pretendió sacar a los estudiantes de la calle, para meterlos en el salón de Nicolás.
Pero así como hay mucho juego mediocre (pesetero) del lado de muchos jugadores de la MUD, también se escuchan ruidos del lado del Régimen, ahora huérfano de una voz cantante. Se dice por ejemplo, que en estos días el sector de Rodríguez Torres casi le quita la silla a Nicolás, y que en ese juego de reacomodo del status quo, “transición” procubana mediante, están metidos varios de los personajes históricos de la MUD, y por supuesto, el siempre arrocero JVR.
El sector político tradicional inició un proceso, al parecer irreversible, de desconexión con las bases de la sociedad. No falta mucho para que el problema de la escasez y la hiperinflación quemen las últimas amarras de éstos con la sociedad, y los sectores populares en particular.
Esto nos lleva a tocar un problema de fondo, sobre todo, en momentos donde es importante sugerir “ideas fuerza” para los estudiantes que tomaron las calles para desnudar a un régimen que cedió la soberanía a la dictadura cubana, e impuso la violación sistemática de los DDHH, como mecanismo expedito para mantener el control del tesoro, y la institucionalidad creada a su medida.
Antes de entrar en ello, quisiera dejar en la mente del lector, una de las razones que me lleva a esta reflexión.
La experiencia de la campaña del 7 de octubre, en manos del equipo de Capriles y PJ, dejó una huella clara: los muchachos de 30 a 40 años que manejaban los equipos, consideraron que esa generación tenía las llaves del cambio en la forma de hacer política. Descartaron, salvo excepciones, el papel fundamental de las generaciones con más de 50 años, y simplificaron el papel de los jóvenes, a repartir papelitos, y coordinar reuniones. Sin hablar además, del silencio que mantuvieron en torno a nuestro sistema electoral fraudulento, que tanto daño le ha hecho a la historia política contemporánea, y que tanto los cacheteó el 14A.
Pensar que los estudiantes son los que van a dirigir los destinos de la nación es un exabrupto político, que para empezar, ellos nunca se han planteado. Parte del juego de los adultos de la MUD, consiste en ver a estos jóvenes como actores subalternos a los intereses de los partidos allí representados, y de los “egos” allí concentrados. Es algo así como, que mientras ellos muevan el piso del Régimen, nosotros adelantamos las “conversaciones serias”, que permitan estabilizar la 5ta República, claro, con un dejo de cambios cosméticos.
Pero pensar que estos estudiantes que han desnudado a Nicolás (y a los Castro), van a entrar en el juego político de los actores tradicionales, es un error político mucho más torpe.
A mí en particular, me parece fundamental el papel de los jóvenes en el quiebre de la etapa militarista nacida del Pacto Militar del Samán de Güere.
Su primer aporte ya ha sido impresionante: desnudar dos pájaros de un solo tiro (revolución bonita-oposición bonita). Con eso bastaría por ahora. Pero como lo que está en juego es su futuro, ellos han decidido seguir en las calles, y han hablado que ahora empieza una segunda etapa en su accionar.
En esa dirección es que anoto las sugerencias que siguen, en el marco de ver a las juventudes democráticas con la MISIÓN de sanear el ambiente político e institucional del país. De hacerlo transparente. De hacerlo participativo. De hacerlo competitivo.
Pongamos un ejemplo concreto. Acción Democrática. El Sr. Ramos Allup tiene más de 10 años sin convocar elecciones internas. ¿Se le puede creer a este señor cuando se erige como vocero demócrata? Un papel de los jóvenes sería promover el fortalecimiento de AD, instando a sus bases a reclamar elecciones y un congreso que defina un nuevo programa de ese partido para la nueva Venezuela, para el nuevo pacto social y político que está a punto de parirse.
Otro ejemplo. A finales de mayo se realizarán las elecciones convocadas por la ilegítima directiva del Consejo Nacional Electoral, con el fin de “sustituir” a los alcaldes que la dictadura encarceló ilegalmente. ¿Qué acción política no violenta se debe promover el día de las elecciones, que sea coherente con las denuncias realizadas, y que permita aprovechar ese día para crear una crisis política al Régimen en la Táchira militarizada? ¿Cómo comunicar la acción para que el pueblo de San Cristóbal no culpe a los estudiantes de cualquier situación que el Régimen cree ese día para intentar imponer al alcalde de sus filas? Y lo mismo aplica para el caso de la elección en San Diego.
Para finalizar con los ejemplos, si el día de mañana se convoca una Asamblea Constituyente, entonces, ¿cuál es el camino para que en ella se vean reflejados los jóvenes, las mujeres, los obreros, los empresarios y gremios, la sociedad civil y los partidos políticos? ¿Se permitirá que esta instancia sea “secuestrada” por los actores tradicionales de la política, esos que no han puesto ni una gota de sangre, ni unos minutos de cárcel?
Un papel de los jóvenes sería tomarse en serio el tema de una Asamblea Constituyente, considerando aportes ya existentes, como los del Movimiento Independiente Democrático del Táchira (MID).
Si los estudiantes y jóvenes, se plantean el tema de cuáles deben ser las reformas de la Constitución, y cuál debe ser un programa de transición a la democracia, entonces serán los catalizadores de cantidad de encuentros de los diferentes actores, primero para madurar la idea, y segundo para hacerla realidad. Y claro, en las bases constituyentes, se precisaría el mecanismo de elección de asambleístas, que garantice la representación de la Venezuela actual, empezando por la necesaria presencia de una buena fracción de dirigentes estudiantiles.
Me permito proponerle a la Junta Patriótica Estudiantil lo siguiente: asuman la MISIÓN de sanear la política en Venezuela, y para ello preparen una ruta a una nueva Asamblea Nacional Constituyente, sin el error cometido por Capriles y PJ cara al 7 de octubre (la pretensión de ser la generación salvadora), y con la convicción de que ese sería el verdadero espacio de diálogo, donde tengan cabida todas las tendencias democráticas del país, incluidas las facciones del oficialismo, que poco a poco se distanciarán del Régimen, así como las distintas generaciones que tienen que rehacer el camino de las que no han nacido.
Hagamos de mayo, “el mayo venezolano”, el mayo que recuerde el mundo, cuando se hable en las escuelas de las historias de los jóvenes que cambiaron el siglo 21.
Finalizo con esta frase de Gandhi: “Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes, y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.”
Iñaki Gainzarain
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@igaztelu