El juego erótico de los “swingers”

El juego erótico de los “swingers”

Dejar que tu pareja se acueste con otro y verla feliz es impensable para muchos, pero sucede. “Swinging” es el nombre de un fenómeno aparentemente poco común pero que causa morbo y curiosidad también entre las parejas latinoamericanas.

Cada vez son más las parejas que llegan a la consulta del sexólogo Juan Antonio Rodríguez Guerra a preguntarle si es bueno o no intercambiar juegos eróticos con otra pareja, de forma acordada y consciente y sin involucramientos emocionales.

“Si el objetivo es mejorar tu relación de pareja cuando no camina bien, eso es lo peor que puedes hacer” alerta Rodríguez, pero si tienes una base sólida de confianza, adelante.

¿Qué es el swinging?
El Swinging, según Rodríguez, es un fenómeno psicosocial en donde se hace una práctica erótica no monógama, pero con todos los lineamientos y preceptos de una relación amorosa exclusiva. Quienes los practican son llamados “swingers”.

Otros se refieren a este intercambio de pareja como un estilo de vida, diferente del poliamor, en el que hay más involucramiento emocional y romántico.

Las principales tipos de swingers, señala el experto, son: los que observan, los observados, los que invitan a una persona y los completos, es decir que los 4 intercambian el juego erótico.               

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Historia
Según Rodríguez los primeros “swingers” fueron militares estadounidenses, en la época de los años 50 en California. Se dice que cuando los militares celebraban fiestas terminaban participando en este juego que poco a poco se hizo conocido y quienes lo jugaban formaban parte de todo un movimiento.

En determinado momento de la fiesta, los militares aventaban las llaves en una mesa. Las esposas debían agarrar las llaves sin saber a quién pertenecían. El acuerdo era irse y pasar la noche con la pareja de otro y el intercambio se daba no necesariamente por medio de la atracción si no por la suerte.

Como juego, en realidad, parece una situación atrayente en el sentido que sabemos que el erotismo es una condición humana no exclusiva. Pues, poco a poco, se ha ido moldeando y  mejorando  la manera del intercambio de pareja, con la idea de poder explotar esta dimensión natural de los seres humanos de sentir placer y de tener erotismo de una manera no exclusiva con la pareja.

¿Doble moral?
“Si somos pareja y nos juramos fidelidad y de repente te vas a tener sexo con otras personas, desde un punto de vista moralista o conservador tienes una doble moral”, sostiene Rodríguez. “Pero desde el punto de vista sexual, y si tenemos en cuenta que desde que nacemos somos seres eróticos y tenemos la capacidad de tener placer, ¿por qué no tener esa libertad? Ya no hablaríamos de una doble moral si no de un entendimiento de que naturalmente el erotismo no es exclusivo sino que es una cosa personal que se puede manifestar o expresar no monógamamente”.

Y no todo el mundo lo dice, comenta Rodríguez. Aun así, se ve el asunto desde un punto de vista social, muchas personas no lo van a decir pues no quieren ser objeto de críticas.

“Sabemos que son muchos. Con frecuencia llegan swingers a mi consulta, quienes me cuentan que están de acuerdo en hacer swinging, pero no saben cómo manejar el erotismo, pues a veces un simple roce con un toque de romanticismo que le puedas hacer a la otra persona, puede originar problemas, porque en teoría el acuerdo debe ser erótico y no romántico. O sea, si ya ves a alguien con ojitos de cariño o abrazas a la persona después del acto erótico, ya atenta contra la integridad pues estamos hablando de un ámbito emocional, no tanto erótico.

Por si quieres hacer swinging…
Lo más importante es que estén seguros, dice Rodriguez, “ Que se documenten bien, que se quieran mucho, que se comuniquen, se amen y que haya plena confianza”. Si todo eso anda bien, habrá más chance de que funcione el juego swinging.

Según Rodriguez “El éxito de la decisión de tener un estilo de vida “swinging” es cuando tienes buena comunicación con tu pareja. Cuando desde un principio hablas de que el erotismo es natural en los dos y compartes tus fantasías con ella. Y si a ambos -de mutuo acuerdo- se les hace una excelente decisión poder decir “vamos a divertirnos” porque ese es el principio del juego erótico, ¡adelante!.

Por Anna Rosales

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