El consultorio de tu ginecólogo debería ser el lugar más cómodo para hablar de sexo. Podríamos pensar que con él/ella podemos decir cualquier cosa, expresar cualquier inquietud y que siempre habrá otro paciente con una pregunta más extraña. Sin penas.
Sin embargo, según un estudio de la Universidad de Chicago publicado en el “Journal of Sex Medicine”, los ginecólogos no motivan a sus pacientes a hablar estos temas todo lo que nosotras queremos, o necesitamos.
Para la investigación encuestaron a más de 1,100 gineco-obstetras para saber cómo se comunican con sus pacientes. Los resultados son sorprendentes.
Mientras que 2 terceras partes preguntan qué tan activas sexualmente somos, sólo 40% pregunta sobre problemas o disfunciones. 28% pregunta por nuestra orientación sexual de forma rutinaria, una pregunta que debería ser tocada más a fondo. Si únicamente asumen que somos heterosexuales podrían equivocar un diagnóstico.
Además, sólo 29% tiene como hábito preguntar si la vida sexual de sus pacientes es satisfactoria.
Según la Dra. Stacy Tessler Lindau, la sexualidad es un componente básico de la salud física y psicológica de las mujeres, y los ginecólogos se encuentran en una posición en la que pueden ingerir directamente con sólo una pregunta.
Y los datos del otro lado son fuertes. 43% de las mujeres mayores de 18 años presenta algún tipo de disfunción, según un estudio publicado por la misma revista en 2010. En 2006 se demostró que 38% de las mujeres sufren de baja libido, mientras que 25% de las encuestadas dijeron haber sufrido dolor durante el sexo; de éstas, sólo 2% lo habló con su ginecólogo.
Los riesgos de estas conductas pueden ir desde la propagación y contagio de infecciones (ITS), enfermedades en la zona pélvica, o un mal diagnóstico con una baja o mala respuesta de los medicamentos recetados para cierto padecimiento.
Muchas mujeres sienten pena al hablar de estos temas, y los doctores deberían tomar la iniciativa y fomentar las pláticas en un ambiente cómodo y de intimidad con sus pacientes. De cualquier manera, si tu ginecólogo no lo hace, tu tienes las herramientas para cambiarlo.
Olvídate de la pena, es preferible hablar a tiempo que padecer una enfermedad o llevar una vida sexual poco satisfactoria por el resto de tu vida. Ellos estudiaron, están preparados para ayudarnos, sólo debemos acercarnos y platicarles nuestras inquietudes.