Los camiones vuelcan sacos de basura en el vertedero de Zárate, una ciudad industrial de 98.000 habitantes situada 95 kilómetros al norte de Buenos Aires. Una decena de hombres en situación de pobreza esperan sobre una alfombra de residuos, en medio de un olor nauseabundo y de millones de moscas a que caigan las bolsas para abrirlas después.
Buscan calzado, ropa… lo que sea, todo lo que las clases medias descartan y que ellos intentan reciclar. También guardan comida para alimentar animales, ya sean perros o cerdos. “Acá vienen más o menos 70 personas todos los días. Cuando hay laburo [trabajo] afuera [del vertedero], hay menos que laburan adentro. Ahora hay más gente adentro”, reconoce un hombre de gorra que compra plásticos o metales a los que revuelven entre la basura. Los que sobreviven en la llamada quema, donde antes se incineraba basura y ahora se la comprime con grúas, parten al mediodía con objetos en sus bicicletas o motos de vuelta a sus casas, por el camino de tierra que va hasta la carretera 9, que une Buenos Aires con Rosario.
En la periferia de la capital o en Mar del Plata hay vertederos más concurridos, con cientos de personas que nunca dejaron de ir a pesar del retroceso de la pobreza en Argentina después la crisis de 2001-2002 y a partir de los gobiernos kirchneristas (desde 2003). Pero el actual aumento de la cantidad de pobres removiendo basura para sobrevivir coincide con la quiebra en la tendencia a la mejora social que había registrado este país en los últimos años, y el actual empeoramiento —sobre todo desde 2013 y en particular en 2014—, con la devaluación del peso de enero pasado y su impacto en una inflación que alcanza el 33% anual.
La pobreza había caído a la mitad durante el Gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007), del 54% al 27%, de la mano de la recuperación de la economía, el empleo, los salarios y las pensiones. Pero desde 2007 las estadísticas oficiales de Argentina comenzaron a subestimar la inflación y, por consiguiente, la pobreza. El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner decía hasta la primera mitad del año pasado que solo el 4,7% de los argentinos estaba en situación de pobreza. En 2014, en un intento por corregir diversos desajustes económicos, reguló los datos sobre inflación. Se espera también desde hace dos semanas que haga lo mismo con los datos sobre la pobreza en la segunda mitad de 2013, pero postergó dar esa información con el argumento de que había cuestiones metodológicas por resolver a partir del nuevo índice de precios al consumidor (IPC).
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