El Vaticano amonestó duramente a las religiosas estadounidenses de la Conferencia de Dirección de Mujeres Religiosas (LCWR, por sus siglas en inglés) por otorgar un “premio” a una reconocida teóloga feminista, según un documento divulgado este martes por la Santa Sede. AFP
En el texto, firmado por el responsable de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller, se reprocha con tono muy severo la decisión de la LCWR de premiar a la religiosa Elizabeth Johnson.
La teóloga, autora de numerosas obras, es pionera de una generación de intelectuales feministas que han estudiado cómo los prejuicios culturales entre los escribas bíblicos pueden haber llevado a disminuir el rol de las mujeres en las religiones, especialmente en la católica.
Por años, Johnson ha sido criticada por los obispos de la conferencia episcopal de Estados Unidos por sus “errores doctrinales”.
Para el Vaticano, según escribió Müller, premiarla representa una “clara provocación”.
Las religiosas estadounidenses, a quienes el Vaticano reprocha su posición demasiado liberal –sobre todo en cuanto a la contracepción– en varias ocasiones han dicho que están dispuestas a dialogar con la Santa Sede, pero manteniéndose firmes en sus principios.
Los miembros de la LCWR, que cuenta con 1.500 delegadas para representar a unas 57.000 monjas, el 80% de las religiosas de Estados Unidos, defienden la ordenación de mujeres sacerdotes y evitan condenar la píldora, la eutanasia y la unión de parejas homosexuales.
La organización es conocida por su labor con los pobres y enfermos, lo que ha ayudado a mejorar la imagen de la iglesia estadounidense, desprestigiada por los escándalos en los últimos decenios de abuso sexual de menores por parte de sacerdotes.
El papa Francisco confirmó el año pasado los reproches de su predecesor, Benedicto XVI, a las religiosas rebeldes estadounidenses y las invitó a “cooperar” con los obispos de ese país.
Las monjas elogiaron por su parte el “diálogo franco y abierto” que han entablado con el Vaticano, de cara a las críticas del cardenal Müller, quien escribió que se comportan como un movimiento “new age”, “muy lejos del centro eclesial de la fe en Jesucristo”.
El cardenal Müller, quien fue nombrado por Benedicto XVI y confirmado en su cargo por Francisco, mantiene con las monjas rebeldes una actitud accesible y al mismo tiempo firme sobre los temas de carácter social.