Una protesta violenta estalló el miércoles en la ciudad turca de Soma, donde al menos 238 mineros han muerto luego de una explosión en una excavación de carbón.
Muchos manifestantes expresaron furia contra el gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan. Se arrojaron piedras y se escucharon gritos de “asesino” y “ladrón” dirigidos al premier.
Los manifestantes se enfrentaron a la policía antidisturbios, que tenía máscaras antigás y cañones de agua, frente a la sede del partido gobernante.
En tanto, las mujeres lloraban desconsoladamente, los hombres se arrodillaban entre sollozos y otros sólo miraban con incredulidad afuera de la mina de carbón en el oeste de Turquía mientras los equipos de rescate sacaban un flujo constante de cuerpos luego de la explosión subterránea y el subsecuente incendio.
La suerte de unos 120 mineros aún se desconoce en uno de los peores desastres mineros en la historia del país.
Erdogan pospuso un viaje al extranjero y visitó la mina en Soma, unos 250 kilómetros (155 millas) al sur de Estambul. Las muertes fueron causadas por envenenamiento de monóxido de carbono, dijeron las autoridades.
El premier dijo que las tragedia sería investigada hasta en sus “más pequeños detalles” y que “ninguna negligencia sería ignorada”. Discutió las operaciones de rescate con las autoridades, caminó cerca de la entrada de la mina y consoló a dos mujeres que lloraban. Previamente, había declarado tres días de luto nacional y ordenado izar las banderas a media asta.
El ministro de Energía, Taner Yildiz, informó que 787 personas trabajaban en la mina de carbón de Soma al momento de la explosión, y hasta ahora se ha rescatado a 363. Muchos resultaron heridos, dijo Yildiz a periodistas en Soma, donde supervisa las operaciones de más de 400 rescatistas.
El último trabajador rescatado con vida emergió de la mina cerca del amanecer, dijo un funcionario del gobierno bajo condición de guardar el anonimato porque no tenía autorización previa para hablar públicamente con periodistas sobre el tema. A las 3:30 de la tarde habían pasado cerca de 10 horas desde el último minero que había salido con vida.
“En relación con la operación de rescate, puedo decir que nuestras esperanzas se reducen”, dijo antes de la visita de Erdogan.
El primer ministro dijo que se calculaba que unos 120 trabajadores aún estaban dentro de la mina.
“Nuestra esperanza es que, Dios mediante, ellos serán sacados”, dijo. “Es lo que esperamos”.
Las tensiones eran palpables mientras cientos de familiares y mineros esperaban afuera de la mina. La multitud gritó a los funcionarios, entre otras cuando Yildiz pasó frente a ellos, y algunos gemían cada vez que pasaba un cuerpo. Una fuerte presencia policial estaba desplegada alrededor de la mina.
La explosión destrozó la mina mientras los trabajadores se preparaban para un cambio de turno, dijeron las autoridades, lo que probablemente aumentó el número de víctimas porque había más mineros dentro de lo habitual.
En Estambul, cientos de manifestantes se reunieron frente a la sede de la empresa propietaria de la mina, Soma Holding. En la capital, Ankara, la policía dispersó a un grupo que intentó marchar al ministerio de Energía para protestar por las muertes, informó la agencia de noticias Dogan. AP