En estos días el amigo y abogado Luis Alberto Machado Sanz, me hizo llegar un artículo poco difundido de Gabriel García Márquez, titulado “El clero tumbó a Pérez Jiménez” que aparece en su libro “Cuando era feliz e indocumentado”. Machado escribe para reportecatolicolaico.com, una formidable columna basada en ese artículo del recién fallecido Premio Nobel, en la cual relata la férrea censura aplicada a la prensa durante la penúltima dictadura venezolana.
“Todas las dictaduras censuran. Ninguna dictadura aguanta una prensa libre. Los perio?dicos y las radios del momento, teni?an censores dentro de sus respectivas oficinas. Censores que dictaminaban, lo que se podi?a decir y lo que no. Y lo que se deci?a, co?mo se deci?a … “, acota Machado quien agrega que, mucho se ha alabado la seguridad que existió durante la dictadura de Pérez Jiménez sin señalar que ella “se basaba en la violación de los derechos humanos y la represión”.
Y es que el jefe del organismo represor de la época, Pedro Estrada, ordenaba a los funcionarios de la Seguridad Nacional liquidar a los delincuentes sin mediar palabra, sin juicio y sin derecho a la defensa, “no interesaba -continúa Machado- someter a los delincuentes para que fueran llevados a juicio sino desaparecerlos de la faz de la tierra, sobre todo para que sirviera de escarmiento. Como toda dictadura, habi?a mucha propaganda sobre los logros y a la vez, se censuraban los problemas, carencias, defectos y fracasos…”.
En estos tiempos revolucionarios la cifra de delitos crece por hora, pero poco o nada sabemos de quienes asesinan, roban, matraquean o secuestran, ni siquiera tenemos certeza de que se les busque, no para aniquilarlos sino para someterlos a la justicia. La impunidad galopa tranquilamente por las calles de nuestro país, no hay plan de seguridad eficiente de los 22 aplicados pues ninguno arroja resultados positivos, aunque sobra la propaganda oficial alabando sus virtudes así como los supuestos logros de la revolución.
Pero es que los cuerpos de seguridad andan enfocados en perseguir y apresar, con su respectiva dosis de maltrato físico y/o sicológico, a estudiantes y jóvenes que protestan por la posibilidad de tener un mejor futuro y los jueces están ocupados en privarlos de libertad u otorgarles una cautelar dejándoles una espada encima de su cabezas y de esto sí tenemos información ya que al socialismo del siglo XXI le interesa amedrentar públicamente a cualquiera que pretenda elevar una protesta.
Ahora bien, con censura acomodaticia, hegemonía comunicacional, violencia y represión ¿es posible seguir dialogando?
Ovidio Pérez Morales, Arzobispo Emérito de los Teques y ex presidente de La Conferencia Episcopal Venezolana, opina que son condiciones necesarias para retomar el llamado diálogo, el cese de la represión, la liberación de los presos políticos, Consejo Nacional Electoral y Tribunal Supremo de Justicia autónomos, medios de comunicación del Estado plurales, es decir, con participación de la oposición y obediencia a la Constitución y se pregunta cómo se puede hablar de diálogo serio y verdadero cuando se está llevando a cabo un plan para amordazar, silenciar y aplastar al interlocutor … precisamente lo que vimos este lunes en el encuentro de gobernadores y alcaldes con Maduro.
Coincido totalmente con Pérez Morales y, como venezolana y periodista, particularmente con la pluralidad que debe existir en los medios de comunicación públicos eliminando de una vez por todas la tan cacareada hegemonía comunicacional del régimen que viola la libertad de información, expresión y opinión consagradas en nuestra Constitución.
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@nituperez