El papa Francisco estará menos de media hora en el campo de refugiados palestinos de Dheisheh durante su apretada gira por Tierra Santa este fin de semana, pero sus residentes esperan que incluso esa breve visita recuerde al mundo su difícil condición.
Aproximadamente 190.000 de los 2,4 millones de palestinos de Cisjordania viven en campos de refugiados y enfrentan condiciones más duras —incluido un mayor desempleo y hacinamiento— que sus vecinos en poblados y villas.
Muchos se sienten cada vez más abandonados por el gobierno palestino y por la agencia de Naciones Unidas responsable de su bienestar. Puede apreciarse el aumento del resentimiento en las protestas de jóvenes del campamento que arrojan piedras y en una huelga reciente de dos meses de miles de empleados locales de la agencia de la ONU exigiendo salarios más altos.
Algo que subyace en el descontento es el temor de quedar en el limbo por tiempo indeterminado. Israelíes y palestinos siguen lejos de llegar a una solución para los refugiados que fueron desterrados en la guerra de 1948 por la creación de Israel y que hoy, junto con sus descendientes, integran una población de más de cinco millones de personas esparcidas en Cisjordania, Gaza, Jordania, Siria y Líbano.
El mes pasado, otra ronda de negociaciones de paz entre israelíes y palestinos terminó en fracaso.
“A través del tiempo, ha crecido el sufrimiento en los campos”, dijo Ishaq al-Natteti, de 66 años, quien tenía apenas unos días de nacido cuando su familia fue desplazada a la fuerza de lo que es ahora Israel y ha pasado su vida en Dheisheh, un campamento de 13.000 personas cercano a Belén. “No hay regreso a nuestros hogares y tierra, no hay una vida real, espacio, empleos, no hay servicios, ni economía”.
El Papa visitará un centro comunitario en Dheisheh durante aproximadamente 20 minutos el domingo y se reunirá con decenas de niños de tres campamentos.
El pontífice Francisco dijo el miércoles que su visita a Jordania, Israel y Cisjordania es “estrictamente religiosa”, atemperando expectativas de que pudiera tomar una posición en el conflicto de Medio Oriente. Israelíes y palestinos han estado tratando de aprovechar el peregrinaje para destacar sus posiciones.
Algunos han argumentado que la Cristiandad no puede desatender uno de los problemas de refugiados más arraigados del mundo.
“Verdaderamente, los refugiados palestinos son los desposeídos de la Tierra, un pueblo que languidece en el exilio”, dijo Chris Gunness, de la Agencia de Socorro y Trabajos para Refugiados Palestinos de la ONU. “No puede haber paz en la Tierra Santa hasta que ellos sean redimidos de su desposeimiento y exilio”, agregó. AP