Mariska Mantione y sus colegas describen en un trabajo publicado en Frontiers in Behavioral Neuroscience el caso de “Mr. B”, un hombre de 58 años que sufría un severo trastorno obsesivo compulsivo desde los 13 años. Después de intentar aliviar la angustia de Mr. B con numerosos medicamentos y psicoterapia, se recurrió al último recurso: lo sometieron a estimulación cerebral profunda, colocando electrodos en su núcleo accumbens. Reseña Pijama Surf
El tratamiento funcionó tan bien que la angustia desapareció por completo y Mr. B sintió que su espíritu había sido finalmente liberado después de un largo encierro. Se sentía confiado, calmado, tan diferente que parecía ser una versión nueva de sí mismo. Pero no sólo desaparecieron sus síntomas, sino que se produjeron cambios en su gusto musical.
Antes llegó a apreciar a los Rolling Stones, aunque en realidad no era realmente un gran melómano. Sin embargo, medio año después de la cirugía, todo el mundo empezó a enterarse de que Mr. B era ahora fan de Johnny Cash. Había estado escuchando la radio cuando de pronto sonó “Ring of Fire” y sintió que algo se movía dentro de él. Inmediatamente busco más canciones de Cash, necesitaba escuchar de nuevo esa voz cruda y grave.
Un vez que la voz de Cash entró por sus oídos no pudo dejar de escucharlo, pensaba en esas canciones día y noche. Compró todos sus álbumes y DVDs, Cash lo transportaba a un paraíso particular que de pronto se había abierto entre la maleza de sus obsesiones. No había necesidad de escuchar nada más, ninguna otra música le importaba.
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