Ni siquiera países en guerra, como EEUU o Colombia recurren a esa estrategia, primero porque las leyes los obligan a probar que ello es cierto y segundo, porque antes de denunciarlo lo desarticulan con inteligencia y apoyo del aparato legal. Únicamente el castrismo ha recurrido una y otra vez al tema, con la diferencia que entre Cuba y EEUU llegaron al extremo de una guerra que pudo haber desencadenado la tercera guerra mundial cuando ocurrió la crisis de los misiles.
Ahora vayamos a esta nueva versión del golpe, destacando los elementos que hacen de esta denuncia una nueva novela de ciencia ficción. En primer lugar, llama poderosamente la atención que se convoque a una rueda de prensa con el alto mando de la revolución, es decir, una instancia política del PSUV, y no con el poder ejecutivo o el legislativo. En segundo lugar, se muestran unos supuestos correos, sin que haya mediado una orden judicial que permita hacer esas operaciones. En un país donde se respete el estado de derecho, esas pruebas carecerían de valor probatorio. En tercer lugar, el vocero no es la cabeza de la seguridad del país sino el alcalde de Caracas, quizás por su condición de siquiatra para intentar manipular o dominar las masas. Y finalmente, aparece el Ministro de Relaciones Interiores, Rodríguez Torres, Mayor General activo de las FANB, en un acto claramente político partidista. Dónde queda la vigencia del artículo 328 de la Constitución Nacional?
Como si fueran pocos los elementos anteriores, Cabello, hizo las veces de apuntador pero muy mal informado, ya que en una ocasión se nota claramente, hablando de María Corina, que le dice “ella está en Panamá reunida con unos empresarios”, lo que a la postre resultó ser falso, porque casi en tiempo real salió declarando María Corina desde Caracas, lo cual deja muchas dudas sobre el aparato de inteligencia oficial.
Sobre el contenido de los emails y la gravedad o no de lo que allí se muestra no merece la pena hacer mayores comentarios y los involucrados han declarado al respecto. Me parece más pertinente entender el porqué de estas acciones de denuncia, que en el pasado no han arrojado un solo detenido. Es evidente que Nicolás, y ahora el PSUV, necesita urgentemente una acción tipo Dakaso que logre detener la tendencia de deterioro de su imagen.
Los resultados de San Cristóbal y San Diego muestran un crecimiento del voto opositor de alrededor de 15%. Ellos saben que el año 2015 se encuentra a la vuelta de la esquina, con lo cual de mantenerse estas tendencias, puede terminar la oposición con mayoría en la Asamblea Nacional y desde ese espacio institucional comenzar realmente a cambiar la caótica situación de los venezolanos. Es por ello que me atrevo a alertar que a mayor caída en las encuestas, veremos mayores intentos de magnicidios y de golpes de estado.
El golpe de María Corina se denuncia, sin involucrar soldados, generales, tanques o aviones (pequeña diferencia con el año 1992), el mismo día en que la cámara baja del senado de los EEUU aprobó casi por unanimidad las sanciones a funcionarios que están, según los gringos, incursos en violación de DDHH y poseen bienes y fortunas en ese país o en el sistema financiero internacional, mal habidas. Es decir, los americanos acusan a los burócratas del PSUV, no al pueblo ni sancionan al país, y estos pagan su frustración con la oposición venezolana. De palabra le declaran casi la guerra al imperio, pero en la práctica pelean con una oposición que no posee armas, que en su inmensa mayoría está concentrada en construir y consolidar una sólida mayoría social y política de forma pacífica y democrática, pero haciendo oposición, no sumisión.
La probabilidad de que en Venezuela ocurra un fenómeno parecido al del año 1998, cuando las élites dominantes fueron barridas, en aquel momento por el ex presidente Chávez, es cada día mayor. El pueblo siente un quiebre de expectativas terrible con Maduro, que transformó el socialismo del siglo XXI en colas, escasez y penurias. Al igual que el año 98 las trabas institucionales no lograron detener el poder de un país decidido a cambiar, hoy tampoco podrán. Eso sí, veremos locuras, represión y un estado desatado contra el ciudadano, medidas altamente costosas en términos sociales pero profundamente ineficaces para mantener el poder. Todos los tiranos terminan en el lado oscuro de la historia y sus víctimas transformadas en héroes cívicos.
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